MADRID, 25 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las inyecciones intravenosas de agua salada fría, sumadas a la implantación de un catéter "refrigerante" en la ingle, pueden reducir hasta un tercio el daño cardiaco en pacientes que han sufrido un ataque al corazón y se han sometido a una angioplastia, según los resultados de un estudio realizado por el Departamento de Cardiología de la Universidad de Lund (Suecia).
La investigación, publicada en la revista 'Circulation-Cardiovascular Intervention', ha demostrado que la reducción de la temperatura corporal por debajo de los 35 grados es más eficaz utilizando estos métodos capaces de enfriar "desde dentro", que aquellos que tratan de disminuirla desde el exterior, como las vendas húmedas o mantas frías.
Después de varios años de estudios, los investigadores han sido capaces de desarrollar un método "rápido y seguro" para "enfriar" el corazón del paciente después de intervenir el vaso sanguíneo obstruido con la angioplastia. Además, se evita la incomodidad y el frío que provocan los métodos externos, señalan los autores del estudio.
"Como cardiólogos se nos da muy bien abrir el vaso obstruido, pero no el proteger el músculo cardiaco tras la intervención", señala el director del estudio, el profesor David Erlinge. "Este nuevo tratamiento podría proporcionar un gran beneficio para mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren un infarto de miocardio", añade.
Por otra parte, el análisis posterior de las muestras sanguíneas ha revelado, además de la reducción del daño cardiaco, una reducción significativa de los biomarcadores de lesión cardiaca. A este respecto, los científicos suecos planean comenzar en los próximos meses un estudio a largo plazo al que han denominado CHILL-MI.