MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores estadounidenses de Emory, la Universidad de Miami y el Instituto de Investigación Scripps han identificado un compuesto que puede reducir los síntomas del trastorno de estrés postraumático, después de haber sido expuestos a un episodio traumático.
El descubrimiento, que ha sido probado en ratones y publicado en la revista 'Science Translational Medicine', podría conducir a un tratamiento para las personas que han sufrido un evento traumático. De hecho, estudios recientes han mostrado que la administración de morfina tras un episodio angustioso podría disminuir el riesgo de desarrollar estrés postraumático.
"A primera vista, se podría inferir que el principal mecanismo por el cual la morfina está trabajando es a través de la reducción del dolor, pero nuestros resultados nos llevan a pensar que también podría estar afectando el proceso de aprendizaje del miedo", ha asegurado el profesor de psiquiatría y ciencias conductuales de la Facultad de Medicina y el Centro de Investigación Nacional de Primates Yerkes de la Universidad Emory, Kerry Ressler.
En concreto, el compuesto, llamado SR-8993, impacta en uno de los botones moleculares en el cerebro empujado por fármacos opioides tales como la morfina y la oxicodona. Y es que, SR-8993 fue desarrollado por científicos de la Scripps Miami para tratar la adicción al alcohol y las drogas y no parece tener efectos narcóticos o adictivo.
En este sentido, el investigador principal ha reconocido que el objetivo de su equipo no fue examinar los efectos de los opioides en el trastorno de estrés postraumático, sino que el descubrimiento lo encontraron cuando él y el becario postdoctoral Raul Andero buscaron qué genes de activan en el cerebro de los ratones cuando han sido expuestos al estrés.
EL ESTRÉS PROVOCA ANSIEDAD Y CONGELACIÓN DEL MIEDO
Así, comprobaron que los roedores expuestos a estrés (inmovilización física) se vuelven más ansiosos y tienden a congelar en el miedo, incluso cuando no hay señal de 'peligro'. De esta forma, encontraron que la exposición al estrés afecta especialmente a la regulación del gen Oprl1, situado en la amígdala.
Gracias a este descubrimiento, Ressler se puso en contacto con el coautor del trabajo y profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Miami Escuela de Medicina Miller, Claes Wahlested, quien había estado investigando el papel que juega este gen en el cerebro en la adicción.
La proteína codificada por Oprl1 es parte de una familia de receptores de opioides que permiten a las células cerebrales recibir señales de los fármacos opioides, así como compuestos naturales producidos por el cuerpo. Por ello, los científicos creen que los efectos eufóricos y analgésicos de los opioides provienen de la activación de otros receptores de opioides.
Con todo esto, cuando los investigadores suministraron este compuesto a los ratones comprobaron que la memoria del miedo se veía reducida. Es decir, los ratones podían aprender a tener miedo a los sonidos y golpes pero los recuerdos temerosos no eran tan duraderos y, a los dos días, habían desaparecido. No obstante, este compuesto no afecta a la sensibilidad del dolor.
"Creemos SR-8993 está ayudando a promover un proceso natural que ocurre después de un trauma, evitando que el miedo persista de manera generalizada. Nuestro modelo es que en el trastorno de estrés postraumático, el sistema Oprl1 sirve como un freno para reducir la progresión del miedo", ha comentado Resslee.
La investigación ha sido apoyada por el Instituto Nacional de Salud Mental, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo, el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, el Centro Nacional de para el Avance de las Ciencias Traslacional y la Oficina del NIH Director de Programas de la infraestructura de investigación, así como NARSAD, el Fondo Burroughs Wellcome y Emory Fundación para el Cuidado Médico.