MADRID 18 May. (EUROPA PRESS) -
Una investigación en la que ha participado el departamento de Genética y Microlobiología de la Universitat Autònoma de Barcelona, ha demostrado que las bacterias utilizan un mecanismo "sorprendente" para transferir, de unas a otras, los genes virulentos que provocan infecciones.
El estudio, publicado en la revista 'Nature' pone al descubierto una adaptación evolutiva "sin precedentes" y podría abrir nuevas vías para el tratamiento de las infecciones bacterianas, afirman los investigadores.
Existe un tipo de genes, los genes "patogénicos", que dotan a las bacterias de la capacidad de provocar enfermedades. Estos genes determinan que una bacteria produzca determinados tipos de toxinas y cause, o no, el desarrollo de una enfermedad en la persona afectada.
Estos genes "virulentos" pueden pasar de unas bacterias a otras si los segmentos del genoma que los contienen, las denominadas islas de patogenicidad, son transferidos entre las diferentes bacterias.
Así, los investigadores han observado cómo las islas de patogenicidad han desarrollado una adaptación evolutiva "sin precedentes" para lograr transferir los genes patogénicos a otras bacterias inocuas, convirtiéndolas en virulentas.
En concreto, el equipo ha estudiado los mecanismos que provocan la virulencia de las bacterias del tipo estafilococo y que causan el "síndrome de shock tóxico", una infección poco frecuente pero mortal en el 50 por ciento de los casos.
ISLAS DE PATOGENICIDAD
En condiciones normales, las islas de patogenicidad producen una proteína denominada 'Stl', que se une al ADN del segmento con los genes virulentos y reprime la transferencia de la isla de patogenicidad. Pero, "de vez en cuando", las bacterias se infectan por un virus, que empaqueta y transfiere los genes virulentos a otras bacterias.
Los científicos han descubierto cómo las islas son capaces de detectar la presencia del virus, eliminando la represión producida por la proteína 'Stl', y comenzando su ciclo de replicación y empaquetamiento, lo que permitirá su transferencia a otras bacterias no virulentas, convirtiéndolas en virulentas.
En este sentido, el descubrimiento es de gran importancia para el desarrollo de nuevas terapias contra las enfermedades causadas por toxinas de origen bacteriano, ya que las islas de patogenicidad estudiadas son prototipos de una nueva familia recién descubierta de segmentos de ADN virulentos, que pueden además transferirse a otras especies de bacterias, como la 'Listeria monocytogenes', causante de un gran número de intoxicaciones.