Investigadores españoles descubren que los bebés distinguen entre su idioma nativo y uno extranjero a los 4 meses

Actualizado: viernes, 25 mayo 2007 0:03

MADRID, 24 May. (EUROPA PRESS) -

Los bebés distinguen entre su idioma nativo y uno extranjero ya a los 4 meses de edad sólo a través de la observación de la cara de quien les está hablando, según un estudio en el que han participado los españoles Nuria Sebastián, Jordi Navarra y Salvador Soto-Faraco, investigadores del Parque Científico y la Universidad de Barcelona. Los resultados de la investigación, dirigida por Janer F. Werker en la Universidad de British Columbia (Canadá), se publican en la revista 'Science'.

Para determinar si los bebés discriminaban entre lenguajes basándose sólo en movimientos faciales, los investigadores les hicieron observar una serie de segmentos de vídeo sin voz que mostraban oradores bilingües de francés e inglés recitando frases en cada lenguaje. Los investigadores descubrieron que esta habilidad se encuentra presente en bebés ya a los cuatro meses y que se pierde aproximadamente a los ocho meses si en el entorno del bebé sólo se habla una lengua. En bebes que crecen en entornos bilingües se mantiene al menos hasta los ocho meses.

Según explicó a Europa Press Salvador Soto-Faraco, "sólo con ver los movimientos faciales de un hablante, los bebes pueden extraer suficiente información como para diferenciar entre lenguas. Esto es algo sorprendente, porque se cree que la cantidad de información que transmitimos visualmente cuando hablamos es poca en comparación con la información acústica, como muestra por ejemplo la ausencia de problemas para mantener conversaciones telefónicas".

"Poca gente dedicada al estudio del lenguaje esperaría que los bebes se fijaran tanto en los aspectos visuales dada la poca información que ofrece ese canal. Sin embargo, según los resultados que presentamos, es posible que los bebes obtengan algún tipo de ventaja para la adquisición del lenguaje fijándose en información visual como por ejemplo los movimientos labiales o de la cabeza", afirma Soto-Faraco.

Según el investigador español, el curso de desarrollo que sigue esta habilidad es curioso ya que primero son capaces de distinguir entre los idiomas, pero luego pierden esa capacidad si no "ejercitan" en su entorno natural. "Este tipo de patrón evolutivo coincide con el curso temporal de otras habilidades lingüísticas en bebés, pero resulta interesante que se presente también en habilidades lingüísticas de tipo visual", añade.

El siguiente paso sería averiguar cuáles son exactamente los tipos de información visual que los bebes emplean, es decir, aquello en lo que se fijan, para discriminar entre lenguas. "En esas edades es imposible que puedan identificar palabras así que es posible que el ritmo sea un aspecto importante, algo que ahora estamos investigando en adultos". Según Soto-Faraco, si se conocieran dichas fuentes de información se podría trabajar en el desarrollo de habilidades lingüísticas en edades tempranas desde una perspectiva complementaria a las habilidades puramente acústicas.