Esta nueva opción de tratamiento podría ser útil contra el 65% de los cánceres de pulmón
CHICAGO, 5 Jun. (De la enviada especial de Europa Press, Cristina Sánchez) -
'Alimta' (pemetrexed), fármaco de quimioterapia de los laboratorios Lilly, utilizado como terapia de mantenimiento, mejora la supervivencia libre de progresión de la enfermedad en pacientes con cáncer de pulmón de células grandes no escamosas avanzado que también fueron tratados con pemetrexed como parte de su regimen inicial de quimioterapia.
Así lo ha demostrado un ensayo en fase III realizado por investigadores del Hospital Universitario Virgen del Rocio de Sevilla, cuyos resultados se han hecho públicos este domingo en el Congreso Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), que se ha celebrado en Chicago.
Se trata del primer gran estudio que demuestra que usar una terapia de mantenimiento a más largo plazo con uno de los mismos fármacos que se incluyen en el tratamiento inicial puede incrementar la supervivencia libre de progresión de la enfermedad en cáncer de pulmón de células grandes avanzado, una enfermedad extremadamente difícill de tratar.
Este estudio proporciona a los médicos una nueva opción de tratameinto tras la terapia de primera linea con pemetrexed. De esta nueva opción podrían beneficiarse todos los pacientes con cáncer de pulmón no microcítrico que no incluyan tumores epidermoides, esencialmente adenocarcinomas y carcinomas de células grandes. Es decir, que podría ser útil contra el 80 por ciento de los cánceres de pulmon no microcítricos y globalmente, contra el 65 por ciento de los cánceres de pulmón.
Según ha explicado el doctor Luis G.Paz-Ares, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen del Rocío y líder de este estudio, "el objetivo era averiguar si un fármaco que es efectivo en el tratamiento de inducción del cáncer de pulmón avanzado, como pemetrexed, es también efectivo como tratamiento de mantenimiento".
"Queríamos saber si, una vez acabados los cuatro o seis ciclos de tratamiento con quimioterapia, si seguimos al paciente con tratamiento de mantenimiento con pemetrexed, conseguimos o no mantener durante más tiempo la enfermedad bajo control", señala este experto.
Para comprobarlo, un total de 939 pacientes recibieron los cuatro ciclos estándar de tratamiento de inducción de primera linea con pemetrexed y cisplatino para tratar de inducir la remisión de esta enfermedad. De ellos, 539 pacientes cuyos cánceres no progresaron fueron divididos en dos grupos: uno siguió tomando pemetrexed y tratamiento sintomático (359) y el otro tomó placebo y tratameinto sintomático (180) hasta que se produjo una progresión de la enfermedad.
Los investigadores descubrieron que pemetrexed como tratamiento de mantenimiento lograba reducir en un 38 por ciento el riesgo de progresión de la enfermedad. La media de supervivencia libre de progresión de la enfermedad fue de 4,1 meses en el grupo tratado con 'Alimta' y de 2,8 meses en el grupo de placebo.
La tasa de control de la enfermedad (el porcentaje de pacientes con respuesta o enfermedad estable) fue del 71,8 por ciento en los pacientes que recibieron pemetrexed, en comparación con el 59,6 por ciento del grupo tratado con placebo. El perfil de toxicidad de la terapia de mantenimiento con pemetrexed resultó favorable, como ocurre cuando se emplea como tratamiento de primera linea.
En palabras del doctor Paz-Ares, "los resultados globales fueron que se aumentaba el tiempo en el que el paciente vive sin recurrencia de la enfermedad, sin que la enfermedaed aumente de tamaño y, al mismo tiempo, los efectos secundarios fueron bastante bajos". "El perfil de toxicidad fue bien tolerado, no ha habido datos significativos de toxicidad acumulativa, que es uno de los problemas para dar estos tratamientos de mantenimiento", recalca.
"Esta estrategia puede suponer que la enfermedad se tenga bajo control durante más tiempo y que el paciente viva libre de síntomas durante más tiempo. El impacto global en la supervivencia no lo sabemos todavía porque no tenemos suficiente seguimiento (*) El último paciente que empezó a tratarse se incorporó al estudio en marzo de 2010, por lo que todavía es algo pronto para hablar de supervivencia. Es esperable que, en uno o dos años tengamos los resultados maduros", concluye.