Actualizado: viernes, 18 enero 2013 11:02

MADRID 18 Ene. (EUROPA PRESS) -

Científicos de la Facultad de Medicina de Icahn en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York (Estados Unidos) han descubierto que el virus de la gripe sabe cuánto tiempo tiene para multiplicar, infectar otras células y extenderse a otro ser humano. Si se abandona una célula demasiado pronto, el virus es muy débil y si sale demasiado tarde, el sistema inmune tiene tiempo de matarlo, por lo que este reloj interno viral proporciona una plataforma de diseño novedoso para la vacuna contra la gripe y podría conducir a nuevos medicamentos antivirales.

La investigación, dirigida por Benjamin tenOever, profesor de Microbiología en el Monte Sinaí y publicada este jueves en la revista 'Cell Reports', ha puesto de relieve que con sólo diez componentes principales, el virus necesita robar la mayor parte de sus recursos a partir de la célula humana con el fin de multiplicarse. Durante este proceso, el virus a menudo hace varios viajes "alarmas" que permiten a nuestro sistema inmunológico detectarlo y luego eliminarlo.

La hipótesis del doctor tenOever es que el virus debe tener un mecanismo para el seguimiento de la cantidad de tiempo que tiene para robar esos recursos antes de que los resortes del sistema inmunológico entren en acción. Si el virus se mueve demasiado rápido, no tendrá tiempo de multiplicarse y si se mueve demasiado lento, será detenido por la respuesta inmune, por lo que el objetivo es saber cómo el virus conoce exactamente la cantidad de tiempo que necesita para multiplicarse y propagarse.

"Sabíamos que el virus necesita cerca de ocho horas en una célula para crear suficientes copias de sí mismo para seguir difundiendo antes de que la alarma antiviral de la célula se ponga en marcha --dijo el Dr. tenOever--. En un nivel más amplio, el virus necesita dos días de actividad continua para infectar células suficientes que permitan difundirse a otro ser humano. Queríamos aprovechar el reloj interno de la gripe y encontrar una manera de desmontarlo para evitar la propagación del virus".

El doctor tenOever y su equipo examinaron los procesos que controlan el momento de la infección y descubrieron que, al basarse en un capricho en nuestra biología celular, el virus acumula lentamente una proteína en particular que necesita para salir de la célula y propagarse a otras células y, finalmente, otros seres humanos, justo a tiempo antes de que el sistema inmunológico se active.

Por ello, los investigadores manipularon el "contador", haciendo que el virus adquiera esta proteína demasiado rápido, lo que causó que la gripe saliera de la célula demasiado rápido y no tuviera tiempo de propagarse. El siguiente paso fue manipular el proceso para hacer que la gripe adquiriese esa proteína demasiado lentamente, dando tiempo al sistema inmune a iniciar una respuesta antes de que el virus pudiera escapar, matando así el virus y previniendo la infección.