MADRID, 9 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio revela el papel de un actor clave en el equilibrio que supone crear un ambiente que nutra los billones de microbios beneficiosos en el intestino y, al mismo tiempo, proteger a las personas contra la invasión de patógenos transmitidos por los alimentos. Se trata de la proteína SIGIRR, presente en la superficie de las células que recubren el intestino, que amortigua la respuesta innata inmune de estas células a las bacterias.
El nuevo estudio, publicado este jueves en 'Plos Pathogens' y dirigido por Xiaoxia Li, del Instituto de Investigación Lerner en Cleveland, Estados Unidos, y Bruce Vallance, del Hospital de Niños de la 'British Columbia University', en Vancouver, Canadá, demuestra que la función SIGIRR en ratones y, presumiblemente, también en los seres humanos, es necesaria para proteger el intestino contra el ataque hostil de las bacterias que causan intoxicación alimentaria grave y la inflamación del intestino.
Los científicos infectaron ratones que carecían del gen SIGIRR con patógenos bacterianos que causan intoxicación alimentaria en los roedores, por familiares tóxicos de E. coli o Salmonella typhimurium. A pesar de que estos ratones tenían una respuesta inmune innata intestinal mucho más fuerte que los ratones con la función SIGIRR intacta, eran incapaces de defenderse contra los patógenos y caían mucho más enfermos que sus contrapartes normales.
Al examinar el mecanismo subyacente, los investigadores analizaron los microbios beneficiosos que normalmente viven en el intestino. A menudo, estos pueden retrasar o incluso prevenir que los patógenos infecten el intestino al competir por el espacio y los nutrientes en un proceso llamado "resistencia a la colonización".
REDUCIDA CAPACIDAD DE VENCER A LOS INVASORES
En consonancia con esta función, las respuestas antimicrobianas exageradas desencadenadas por los agentes patógenos en la ausencia de SIGIRR causaron una pérdida rápida y dramática de los microbios beneficiosos en el intestino infectado. Este agotamiento parece reducir la capacidad de los insectos buenos residentes a vencer a los invasores malos, dejando el intestino altamente vulnerable a la colonización por los patógenos tóxicos.
Por lo tanto, la función SIGIRR en el intestino refleja una estrategia de equilibrio que sacrifica la capacidad de respuesta inmune máxima con el fin de proteger a las poblaciones de microbios residentes beneficiosos que, cuando está sano, proporcionan una fuerte barrera contra invasores extraños tóxicos y protegen a través de resistencia a la colonización.
Los investigadores concluyen: "Nuestros resultados sugieren que nuestro sistema inmunológico en realidad no es muy bueno en la prevención de las infecciones transmitidas por los alimentos, y, a través de la evolución, hemos llegado a depender de nuestra flora intestinal para protegernos de muchos patógenos. Si rompemos esta relación mutualista (por ejemplo, con antibióticos), nos quedamos altamente susceptibles a las infecciones".
Los investigadores también especulan con que la modulación de la función SIGIRR en el intestino algún día podría ofrecer un potencial terapéutico para los trastornos gastrointestinales, como la enfermedad inflamatoria intestinal.