MADRID 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Células Madre de Harvard (HSCI), en Cambridge, Massachusetts (Estados Unidos), han descubierto una hormona, betatrophin, que hace que los ratones produzcan células beta pancreáticas secretoras de insulina a velocidades de hasta 30 veces la tasa normal. Así, los científicos creen que se puede ser una potencial terapia radicalmente más eficaz contra la diabetes tipo 2 y que también podría actuar en el tratamiento contra la diabetes tipo 1.
Estas nuevas células beta producen insulina sólo cuando se lo pide el cuerpo, ofreciendo la posibilidad de una regulación natural de la insulina y una gran reducción de las complicaciones asociadas con la diabetes, la causa principal de amputaciones médica y la pérdida no genética de la visión, según los resultados de la investigación, publicada este jueves en la edición online de la revista 'Cell' y programada para su edición impresa del 9 de mayo.
Los investigadores que descubrieron betatrophin, el codirector de HSCI Doug Melton y el becario postdoctoral Peng Yi, advierten que aún queda mucho trabajo por hacer antes de poder ser utilizado como un tratamiento en humanos. Sin embargo, los resultados de su trabajo, que fue apoyado en gran parte por una beca de investigación federal, ya han atraído la atención de los fabricantes de medicamentos.
"Si esto se pudiera utilizar en las personas, eventualmente podría significar que, en lugar de ponerse las inyecciones de insulina tres veces al día, es posible administrar una inyección de esta hormona, una vez a la semana o una vez al mes o en el mejor de los casos puede que incluso una vez al año", adelantó Melton, profesor de la Universidad de Harvard y codirector del Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa del centro universitario.
La diabetes tipo 2, una enfermedad asociada a la epidemia nacional de obesidad, generalmente es causada por una combinación de exceso de peso y falta de ejercicio y hace que los pacientes pierdan lentamente las células beta y la capacidad de producir insulina adecuada. "Nuestra idea es relativamente simple: nos gustaría ofrecer esta hormona para que el diabético tipo 2 tenga más de sus propias células productoras de insulina y ralentice o detenga la progresión de la diabetes. Nunca he visto ningún tratamiento que cause un salto tan grande en la replicación de las células beta", afirma Melton.
Aunque Melton ve betatrophin principalmente como un tratamiento para la diabetes tipo 2, cree que podría desempeñar un papel en el tratamiento de la diabetes tipo 1, de tal forma que, tal vez aumente el número de células beta y ralentice la progresión de esta enfermedad autoinmune cuando se diagnostica por primera vez.
El trabajo con la Oficina de Desarrollo de Tecnología de la Universidad de Harvard, Melton y Yi ya tienen un acuerdo de colaboración con Evotec, una empresa alemana de biotecnología que ahora cuenta con 15 científicos que trabajan en el desarrollo de betatrophin, compuesto que ha sido autorizado para Janssen Pharmaceuticals, una compañía de Johnson & Johnson.
Como suele ser el caso en la investigación de la ciencia básica, la casualidad jugó un papel importante en el descubrimiento de betatrophin, que Melton y Yi originalmente llamaron Rabbit porque lo descubrieron durante el año chino del conejo y porque hace que las células beta se multipliquen rápidamente.
Durante más de 15 años, el principal objetivo del trabajo de Melton ha sido la diabetes tipo 2, pero también la menos menos común tipo 1 o diabetes juvenil, en la que empezó a centrarse cuando su hijo fue diagnosticado con ella cuando era un bebé y, más tarde, también fue diagnosticada en su hija. Además, la mayor parte del trabajo de Melton ha implicado el uso de células madre, aunque éstas no jugaron ningún papel directo en el descubrimiento de betatrophin.
"Me gustaría decir que este descubrimiento vino de pensamiento profundo y sabíamos que íbamos a encontrar esto, pero fue más un poco de suerte", explicó Melton, quien además de sus funciones en Harvard trabaja en el 'Howard Hughes Medical Institute' (Estados Unidos). "Nos preguntábamos qué sucede cuando un animal no tiene suficiente insulina. Tuvimos la suerte de encontrar este nuevo gen que había pasado casi desapercibido antes", añadió.
"Otra sugerencia vino de estudiar algo que la gente conoce pero no mucho: lo que sucede durante el embarazo. Cuando una mujer queda embarazada, su carga de hidratos de carbono, su llamado a la insulina, puede aumentar una cantidad enorme debido a las necesidades de peso y la nutrición del feto. Durante el embarazo, hay más células beta necesarias y resulta que esta hormona aumenta durante el embarazo. Nos fijamos en ratones embarazadas y vimos que cuando el animal se queda embarazada esta hormona se activa para producir más células beta", relata.
Melton y Yi han estado trabajando en el proyecto durante más de cuatro años, pero el gran avance se produjo el 10 de febrero de 2011. "Estaba sentado allí en el microscopio en busca de todas estas células beta replicantes --dijo Yi--, y apenas podía creer lo que veía. Nunca antes había visto este tipo de replicación dramática". Al principio no estaba seguro de si repetir el experimento o contárselo a Melton inmediatamente, pero optó por lo segundo: "Le mostré la imagen y le dije que es una proteína secretada, por lo que estaba muy entusiasmado con el resultado", recuerda Yi.