MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Universidad de California, San Francisco (UCSF) ha identificado el subconjunto exacto de células nerviosas responsables de la comunicación del toque suave a través de las neuronas Drosophila, llamadas de clase III, al cerebro. También descubrieron una proteína particular llamada NOMPC, que se encuentra en abundancia en los extremos puntiagudos de los nervios y parece ser crítica para la detección de toque suave en las moscas.
Según explican los autores en un artículo publicado esta semana en la revista 'Nature', descubrir las bases moleculares de toque suave, uno de los más fundamentales de nuestros sentidos, fue posible al impulsar el suave cuerpo de la larva de la mosca recién nacida con una pestaña y ver cómo respondió a las cosquillas al alterar su movimiento.
Sin la molécula NOMPC, descubierta por el equipo, las moscas son insensibles a cualquier cantidad de pestañas que les acaricien, mientras que si ésta se inserta dentro en las neuronas que no pueden sentir el tacto suave, adquieren la capacidad para hacerlo. "NOMPC es suficiente para conferir sensibilidad al tacto suave", sentenció Yuh Nung Jan, profesor de fisiología, bioquímica y biofísica e investigador del Instituto Médico Howard Hughes en la UCSF.
Jan, que dirigió el estudio junto a su esposa Lily Jan, también profesora de la UCSF e investigadora del Howard Hughes, entiende que el trabajo arroja luz sobre un todavía mal entendido sentido fundamental, a través del cual los seres humanos experimentan el mundo y obtener placer y comodidad. A su juicio, si bien el nuevo trabajo revela mucho, quedan aún preguntas sin respuesta, como el mecanismo exacto por el cual NOMPC detecta la fuerza mecánica y la identidad de las moléculas humanas análogas que confieren sensibilidad al tacto suave en las personas.
El descubrimiento es un buen ejemplo de la investigación en el cerebro básico, que allana el camino hacia la respuesta a tales preguntas, según los autores. A pesar de que es fundamental para nuestra experiencia del mundo, nuestro sentido del tacto suave ha sido el menos comprendido de los sentidos científicamente, ya que, a diferencia de la visión o el gusto, los científicos no han conocido la identidad de las moléculas que median.