BARCELONA 19 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria del Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) han desarrollado una nueva cirugía que utiliza grasa del propio corazón para minimizar los infartos agudos de miocardio.
Tras descubrir la presencia de células madre con potencial regenerativo en dicho tejido adiposo y patentar el descubrimiento, los investigadores han constatado la efectividad de la técnica en medio centenar de cerdos y han publicado los resultados en la revista 'Cardiovascular Research'.
La técnica consiste en desenganchar parcialmente la grasa del exterior del corazón para colocarla, a modo de tiritas, directamente sobre el tejido que está dejando de recibir irrigación sanguínea.
Esta intervención permite que se formen nuevas conexiones entre los vasos de la grasa y del músculo cardiaco, y que a través de estos vasos lleguen células que ayuden a regenerar el tejido dañado.
La cirugía que han desarrollado los profesionales del Germans Trias puede ser una nueva alternativa de tratamiento de los infartos, además de las que ya existen, que pasan por para deshacer coágulos que taponan las arterias coronarias, colocación de mallas para abrir las arterias mediante catéteres y 'bypass' para reconducir el flujo de la sangre.
La nueva técnica no requiere una intervención a corazón abierto, sino llegar al órgano a través de la parte lateral del tórax, sin que este músculo tenga que dejar de latir.
El estudio, liderado por el jefe de servicio de Cardiología del hospital, Antoni Bayés, ha concluido que los cerdos a los cuales se aplicaba grasa cardiaca sobre la parte del corazón dañada por el infarto recuperaban un 18,8 por ciento de fuerza contráctil.
Para conocer la medida de la fuerza se ha utilizado la resonancia magnética cardiaca, que es la técnica que actualmente proporciona unos resultados más rigurosos.
La investigación comenzó en ratas y ratones con muestras de la grasa cardiaca de 140 pacientes intervenidos a corazón abierto.
Tras inducirles un infarto a los animales, los científicos comprobaron como la implantación de dichas células madres permitió reducir la lesión causada por el infarto entre un 33% y un 43%, debido a la capacidad de éstas de transformarse en músculo cardiaco y también en pequeños vasos sanguíneos.