Un "interruptor" defectuoso en el cerebro puede ser el causante de los síntomas de la esquizofrenia

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JENS LANGNER

MADRID, 21 Ago. (EUROPA PRESS) -

Científicos de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, han demostrado que los síntomas psicóticos, como delirios y alucinaciones, que experimentan las personas con esquizofrenia pueden ser causados por una falta de conexión entre dos importantes regiones del cerebro: la ínsula la corteza frontolateral, según los resultados de su estudio, publicados este miércoles en la revista 'Neuron'.

El avance, dicen los académicos, podría servir de base para mejores tratamientos más específicos para la esquizofrenia con menos efectos secundarios. El estudio, dirigido por el profesor Peter Liddle y el doctor Lena Palaniyappan, de la División de Psiquiatría de la Universidad y con sede en el Instituto de Salud Mental, se centró en la región de la ínsula, una "isla" segregada enterrada profundamente dentro del cerebro, que se encarga de la conmutación sin fisuras entre el mundo interior y exterior.

Lena Palaniyappan explica: "En nuestra vida cotidiana, cambiamos constantemente entre nuestro mundo privado interior y el mundo exterior, un proceso de conmutación que está habilitado por la conexión entre la ínsula y la corteza frontal. Este proceso de cambio parece estar alterado en los pacientes con esquizofrenia".

Según este experto, esto podría explicar por qué los pensamientos internos en algún momento aparecen como realidad objetiva externa, experimentando alucinaciones y oyendo voces en la esquizofrenia. A su juicio, esto explicaría también las dificultades para "internalizar" los placeres materiales externos (por ejemplo, disfrutar de una melodía musical o eventos sociales) y el embotamiento emocional que se produce en pacientes con psicosis.

Varias regiones del cerebro se activan cuando estamos sumidos en el pensamiento o, por ejemplo, recordamos un evento pasado. Sin embargo, cuando nos interrumpe un fuerte ruido u otra persona que nos habla pasamos a utilizar el área de la corteza frontal del cerebro, que procesa esta información externa, pero cuando existe una interrupción en las conexiones de la ínsula, esta conversión no se puede producir.

Los investigadores de Nottingham utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para comparar los cerebros de 35 voluntarios sanos con los de 38 pacientes esquizofrénicos. Los resultados mostraron que mientras que la mayoría de los individuos sanos fueron capaces de hacer este cambio entre las regiones, los enfermos de esquizofrenia eran menos propensos a cambiar a la utilización de su corteza frontal.

La corteza insularidad y frontal forman un sensible bucle "prominente", en el que la ínsula debe estimular la corteza frontal, mientras que a su vez la corteza frontal debe inhibir la ínsula, pero se detectó que en los pacientes con esquizofrenia este sistema se ve seriamente comprometido. Los resultados sugieren que la detección de la falta de una influencia positiva de la ínsula a la corteza frontal mediante fMRI podría tener un alto grado de valor predictivo en la identificación de pacientes con esquizofrenia.

Los resultados del estudio ofrecen información vital para el desarrollo de tratamientos más efectivos para la esquizofrenia, una de las condiciones graves de salud mental más comunes que afectan a una de cada cien personas. Su aparición es más frecuente en la adolescencia o los 20 años y puede tener consecuencias devastadoras para su futuro.

Los científicos no están seguros de qué causa la esquizofrenia, pero creen que podría ser una combinación de una predisposición genética a la condición combinada con factores ambientales. El consumo de drogas se sabe que es un disparador clave, ya que las personas que consumen cannabis o drogas estimulantes tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de llegar a desarrollar síntomas psicóticos recurrentes.

También se cree que el subdesarrollo del cerebro en el útero causado por complicaciones en el embarazo y en la primera infancia por cuestiones como la desnutrición podría desempeñar un papel clave. Observaciones anteriores de este grupo de científicos también han revelado la presencia de patrones de plegado demasiado lisos en la región de aislamiento del cerebro en los pacientes, lo que sugiere un deterioro en el desarrollo normal de esta estructura en la esquizofrenia.

En la actualidad, el tratamiento implica una combinación de medicamentos antipsicóticos, terapias psicológicas e intervenciones sociales. Actualmente, sólo uno de cada cinco pacientes con esquizofrenia logra una recuperación completa y muchos conviven con la enfermedad a largo plazo para encontrar un tratamiento que se cien por cien eficaz en el manejo de su condición.

Los fármacos antipsicóticos, aunque eficaces en un número de pacientes, tienen tasas de aceptación pobres, ya que muchos pacientes dejan de tomarlos a largo plazo, lo que lleva a la recurrencia de los síntomas incapacitantes. Los investigadores de Nottingham están estudiando una técnica llamada TMS, es decir, estimulación magnética transcraneal, que utiliza un poderoso impulso magnético para estimular las regiones del cerebro que están funcionando mal.

A pesar del hecho de que la región insular está enterrada tan profundamente dentro del cerebro que la EMT por lo general resulta ineficaz, los resultados del estudio de Nottingham sugieren que el bucle entre la ínsula y la corteza frontal podría ser explotado con TMS si se entrega un pulso al lóbulo frontal para estimular la ínsula y restablecer el "interruptor".

Otras opciones de tratamiento futuras podrían incluir el uso de una terapia de meditación, ya que se ha demostrado que la meditación durante un largo periodo de tiempo aumenta los patrones de plegado dentro de la zona de aislamiento del cerebro. Actualmente, estas ideas están en sus primeras etapas pero pueden ofrecer enfoques de tratamiento más centrados a largo plazo.

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