Internistas señalan que la tecnología es "muy útil" pero "no debe desplazar la esencia" de la relación médico-paciente

Archivo - Paciente y médico en consulta.
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Publicado: viernes, 7 octubre 2022 11:20

MADRID, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -

Médicos internistas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) han señalado que la tecnología es una herramienta "muy útil" pero que "no debe desplazar la esencia" de la relación médico-paciente.

Los expertos han debatido sobre cómo ha cambiado, cómo es y hacia dónde debe encaminarse la relación médico-paciente en la 'IV Jornada de Pacientes SEMI: Nuevos patrones en el Siglo XXI', celebrada este miércoles en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM) y organizada de forma conjunta por SEMI y por el Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés.

Durante el transcurso del encuentro, con participación de pacientes y estudiantes de Medicina, se ha hablado de derechos de los pacientes, del respeto a su autonomía, de tecno-ética y de cómo la tecnología ha contribuido a cambiar la relación entre el médico y el paciente, así como de la necesidad de potenciar una medicina centrada en las necesidades de la persona y más humanista.

En el evento se ha puesto de manifiesto que la tecnología es una herramienta "muy útil" que se ha incorporado a la práctica clínica para que los procedimientos diagnósticos y terapéuticos sean más precisos, pero que "no debe desplazar a la esencia de la relación médico-paciente que está basada en la comunicación, en la afectividad y en la toma de decisiones compartidas. La tecnología no debe diluir al individuo, debe estar al servicio de las personas".

El presidente de la SEMI, Jesús Díez Manglano, ha reiterado en la inauguración que para la profesión médica en general y para los especialistas en Medicina Interna, en particular, "la voz del pacientes es y debe ser fundamental" y ha hecho énfasis en la "visión integral y holística que caracteriza la labor del médico internista". También en que "urge una mayor atención y dedicación desde el ámbito clínico al proceso de final de vida".

La doctora Arantzazu Álvarez de Arcaya, coordinadora SEMI de relación con los pacientes y coordinadora de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Hospitalista del Hospital Clínico San Carlos, ha resaltado que "las nuevas tecnologías han cambiado nuestra forma de relacionarnos y esto es algo que debemos aprender todos para seguir haciendo una medicina de alto valor basada en la afectividad". "El reto está en saber cómo integrar las nuevas tecnologías para favorecer una medicina humanista", ha apostillado.

EL PROCESO DE FINAL DE VIDA

Durante el transcurso de la jornada se ha reflexionado también sobre el proceso de final de vida, una etapa en la que los pacientes se encuentran en una situación de "gran vulnerabilidad", tanto física como psicológica y hasta moral; "sin olvidar a la familia y los allegados, también muy afectados por la situación desde el punto de vista emocional y vital".

"El médico está muy preparado para afrontar técnicamente el final de la vida: cómo interpretar las pruebas, realizar el pronóstico o una sedación. Sin embargo, precisaría mayor capacitación en habilidades comunicativas así como mayor formación ética, para afrontar el final de la vida, momento en el que se comparten decisiones difíciles con el paciente, teniendo en cuenta su entorno sociofamiliar, con un elevado coste emocional", ha indicado Álvarez de Arcaya.

La experta ha hecho hincapié en que "la asistencia al final de la vida debe ser adecuada médicamente, pero además cercana, empática y compasiva". "En definitiva, humana", ha apostillado.

"MEDICINA HUMANISTA MÁS ALLÁ DE MERAS PRUEBAS Y DATOS"

También se ha puesto de relieve la importancia de la medicina humanista y en que se debe de huir de una práctica clínica centrada solamente en pruebas y datos.

"La relación clínica debe reorientarse a la comunicación efectiva entre dos personas. La tecnología es importante y necesaria, como lo es respetar la autonomía del paciente. Sin embargo, lo óptimo es que alguien esté dirigiendo todo el proceso con sentido común y razonamiento clínico, es decir, un buen médico. En caso contrario, la medicina se reduciría tan solo a datos y pruebas. Quedaría reducida a un bien de consumo alejado de su verdadero fundamento: el mejor cuidado de la salud de los pacientes", han apuntado los expertos.

En este sentido, la doctora ha reiterado que "la medicina es una suma de ciencia y humanismo". "Los médicos tratamos personas, y si queremos hacer una medicina centrada en las personas tenemos que conocer, además de los aspectos científicos, los relacionados con los factores psicoemocionales y con la complejidad social. Esto ha sido especialmente relevante en los últimos dos años, durante el período de pandemia COVID-19", ha indicado.

TECNO-ÉTICA: ¿CÓMO HACER COMPATIBLE TECNOLOGÍA Y MEDICINA HUMANISTA?

A lo largo de las distintas mesas, se puso de manifiesto que la tecnología resuelve problemas sociales y, al mismo tiempo, está provocando la necesidad de volver a plantearnos cómo debemos actuar, redefinir conceptos y revisar los principios en los que basamos nuestras acciones. "Se trata de evitar el mal uso de la tecnología para que no interfiera con el bienestar de las personas", ha señalado.

En este sentido, se ha recalcado que "el buen médico tiene que ser capaz de integrar el conocimiento científico con otras habilidades no técnicas que son esenciales para desarrollar lo que se denomina el 'bienhacer médico', entre las que se encuentran las habilidades en comunicación y en gestión de las emociones".

"Los internistas como especialistas con una visión holística, tenemos esa capacidad integradora de todos los aspectos de la persona: físico, psicoemocional y social; todos ellos fundamentales para poder acompañar a nuestros pacientes y sus familiares a lo largo de todo el proceso de la enfermedad, hasta el final de la vida", ha apuntado Álvarez de Arcaya.

Sin embargo, también se insistido en la jornada en que "estas habilidades se tienen que enseñar desde las Facultades de Medicina". "La comunicación es fundamental en la labor del médico; por ejemplo, saber comunicar malas noticias es determinante para ayudar a las personas a minimizar el impacto emocional de la enfermedad; o saber transmitir la información de una manera adecuada y amable para tomar decisiones compartidas y, así, poder afrontar enfermedades graves desde todas las perspectivas", ha remachado.