La insuficiencia renal duplica el riesgo de muerte cardiovascular

Detlef Schlondorff
Hospital Mount Sinai
Actualizado: jueves, 19 noviembre 2009 15:15

MADRID 19 Nov. (EUROPA PRESS) -

La insuficiencia renal afecta a entre un 4 y un 8 por ciento de la población española y su relación con otras enfermedades hace que, por ejemplo, se duplique el riesgo de fallecer por un evento cardiovascular, según destacó el profesor emérito del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, Detlef Schlondorff, en el marco del XVI simposium internacional de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo (FRIAT) celebrado este jueves en Madrid.

Para este experto, pese a que en los últimos se ha conseguido retrasar la progresión de esta enfermedad en un 30 por ciento, la insuficiencia renal sigue siendo "un importante problema de salud" por los "importantes costes económicos y humanos" que conlleva para todos los países.

Se considera fallo renal cuando la función de estos órganos está por debajo de un 60 por ciento y, según destacó el doctor Francisco Ortega, del área de Nefrología del Hospital Central de Asturias, a partir de los 40 años dos de cada tres personas comienzan a perder parte de este funcionamiento, en lo que incluyen diferentes componentes como la obesidad, la hipertensión o la diabetes.

De hecho, el 30 por ciento de los diabéticos acaban desarrollando enfermedades renales graves, añadió Schlondorff, mientras que la falta de un control adecuado en los hipertensos también favorece el daño de los riñones en estos pacientes, tratándose de un "círculo vicioso" que se debe controlar.

Para detectar la insuficiencia renal a tiempo, explicó este experto, es suficiente con la medición de la presión arterial y los niveles de microalbuminuria en orina, aunque la falta de molestias o un "aviso" que invite a medir estos marcadores favorece un retraso en el diagnóstico "cuando ya es demasiado tarde".

En estos casos, los riñones van reduciendo su tamaño "hasta no llegar a distinguirse" mientras que las fibrosis que se van originando por las continuas inflamaciones dificultan la curación. En los casos más extremos los pacientes requieren diálisis y, cuando la función renal está por debajo de un 10 por ciento, es necesario el trasplante.