MADRID 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las infecciones por VIH se redujeron un 17 por ciento en el mundo en los últimos ocho años, según muestran los datos de un informe realizado por ONUSIDA y que ha sido publicado hoy. Este documento revela además que el número de personas afectadas aumentó hasta los 33,4 millones, debido a los tratamientos antirretrovirales, que reducen los fallecimientos, y al aumento de la población.
En concreto, desde 2001, año en el que las Naciones Unidas firmaron la declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/sida, el número de nuevas infecciones en África Subsahariana ha descendido cerca de un 15 por ciento, lo que supone 400.000 nuevos casos menos que en 2008. A su vez, en el este de Asia las infecciones descendieron un 25 por ciento, así como en en el sur y en el sureste, cuya cifra bajó un diez por ciento durante el mismo periodo.
En el caso de Europa, a pesar de que los casos aumentaron de forma dramática, debido al uso de jeringuillas entre los toxicómanos, la epidemia ha descendido considerablemente. Sin embargo, se observa que en algunos países las infecciones de VIH están aumentando de nuevo.
Respecto a la prevalencia de casos, este informe revela que 33,4 millones de personas en el mundo tienen VIH, lo que significa, según indicó ONUSIDA, que hoy en día hay más gente viviendo con VIH que antes, debido a los beneficios de los efectos de la terapia antirretroviral y al crecimiento de la población.
Además, el numero de muertes relacionadas con el VIH descendieron un diez por ciento en los últimos cinco años como consecuencia del acceso a los tratamientos. En concreto, ONUSIDA y la OMS estiman que, desde la disponibilidad de tratamiento efectivo en 1996, se han salvado cerca de 2,9 millones de vidas.
En este sentido, el director ejecutivo de Onusida, Michel Sidibé, indicó que "hay evidencias de que los descensos que se están observando se deben, al menos en parte, a la prevención". Sin embargo, matizó que algunas veces los programas están equivocados y subrayó que si se realizase un mejor trabajo con iniciativas que causaran un mayor impacto, "el progreso será más rápido y se podrán salvar más vidas".
Además, los responsables de ONUSIDA lamentan que los programas de prevención no se están ajustando a los cambios actuales. En concreto, indica que la epidemia en el este de Europa y Asia Central se caracterizó por el uso de jeringuillas en el consumo de drogas, mientras que ahora, sin embargo, el VIH se expande ahora a los compañeros sexuales de los drogadictos.
Del mismo modo, en ciertas zonas de Asia la transmisión era más común entre las personas que ejercían la prostitución y el uso de jeringuillas, mientras que ahora está aumentando entre parejas heterosexuales.
A su vez, los datos revelan que no existen programas de prevención para las personas mayores de 25 años, parejas casadas o gente con relaciones estables, viudos o divorciados. Según señala, estos son los mismos grupos en los que se observa un aumento en la prevalencia de VIH en muchos países del África subsahariana.
Los países dedican un porcentaje muy pequeño de sus presupuestos a los programas de prevención. Por ejemplo, en Swazilandia, tan sólo se destina a la prevención el 17 por ciento del fondo dedicado al sida, a pesar de poseer una tasa del 26 por ciento.
PREVENCIÓN EN NIÑOS
ONUSIDA señaló también que el VIH es un factor importante en la muerte de las madres, ya que, según datos recogidos en África Subsahariana, cerca de 50.000 muertes en 2008 estaban relacionadas con el sida. En este sentido, Sibidé señaló que "la mitad de las muertes de madres se deben al sida, lo que significa que se ha de trabajar por un acercamiento hacia una salud unificada" para poder lograr los objetivos.
A pesar de esto, señaló que la terapia antirretroviral ha causado un importante efecto también en la prevención de nuevos casos en niños a medida que las madres han podido acceder al tratamiento, y se han evitado 200.000 nuevas infecciones desde 2001.
En Botswana, por ejemplo, donde la cobertura del tratamiento es del 80 por ciento, las muertes relacionadas con el sida han descendido la mitad en los últimos cinco años y el número de niños que se han quedado huérfanos ha descendido también como consecuencia del crecimiento de la esperanza de vida de sus padres.