Esta enfermedad es mucho más prevalente en mujeres que en hombres
MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
La incontinencia urinaria podría estar relacionada con el dolor lumbar, tal y como ha asegurado a Europa Press la fisioterapeuta especialista en Suelo Pélvico, doctora en Salud Integral de la Mujer y asesora del programa 'Centradaentí' de TENA Lady, la doctora Carolina Walker.
Con motivo de la celebración este jueves, 14 de marzo, del Día Mundial de esta enfermedad, la experta asegura que esta vinculación está siendo comentada por los especialistas "en los últimos años". Sin embargo, subraya que este aspecto aún "se está estudiando".
De cualquier forma, expone que "hay una incidencia muy alta de incontinencia en mujeres que tienen dolor lumbar", circunstancia que podría explicarse porque los músculos que consiguen la estabilización de la zona lumbar son en parte los del suelo pélvico", por lo que si éstos están lesionados "se puede afectar a esta estabilización y ser también una causa de dolor lumbar".
Precisamente, la falta de cierre de la uretra por parte de toda la musculatura que la rodea, el suelo pélvico, es la que provoca pérdidas de orina es las mujeres que tienen incontinencia urinaria de esfuerzo. Éste problema, que tiene repercusiones "sociales e higiénicas", se produce en los momentos en los que se hace un esfuerzo leve "como la tos o el estornudo", o en los que se hace uno más exigente, como "descargar peso o saltar", indica Walker.
LA CAUSA DE LA INCONTINENCIA DE URGENCIA ES NEUROLÓGICA
El otro tipo de incontinencia urinaria existente es la de urgencia, la cual "sucede tras una sensación irresistible e irremediable de orinar", explica. Ésta puede surgir "al llegar a casa y saber que hay un baño cerca o al oír ruido de agua", lo cual puede desencadenar una sensación urgente de orinar "y no llegar al baño", sostiene.
La causa de este tipo de incontinencia la encuentra la experta en "una alteración neurológica de las vías nerviosas o en problemas en la propia vejiga". Sin embargo, subraya que se puede prevenir "con el trabajo de la musculatura del suelo pélvico".
Además, mantiene que existen "factores de riesgo modificables", entre los que señala "al extreñimiento, el daño durante el parto, la obesidad o deportes de riesgo para el suelo pélvico como el aeróbic". A ellos se une el de la edad, ya que pasada menopausia "la incidencia es del 40 por ciento al perder calidad y elasticidad la musculatura", asegura.
Por ello, apuesta porque las mujeres afectadas acudan al especialista cuando aparezcan síntomas como "no sentir la contracción" de estos músculos. Tras ello, se indica el trabajo del suelo pélvico, además de "la técnica de electroestimulación para regular la actividad nerviosa en las mujeres con incontinencia de urgencia", señala Walker.
Otros métodos de tratamiento son las infiltraciones con toxina botulínica o diversos fármacos como los anticolinérgicos, que "se suelen dar como primera opción", aclara. Todo ello, es necesario para las mujeres, que padecen más estos problemas que los hombres, ya que "anatómicamente son más vulnerables porque su uretra es más corta", manifiesta.
AFECTA AL 25% DE LAS MUJERES
Tan prevalente es esta enfermedad entre las mujeres que afecta al 25 por ciento del total de la población femenina. No obstante, si se estratifica por categorías, el dato aumenta en las gestantes hasta el 40 por ciento y se mantiene en niveles similares tras el parto.
Todas ellas encaran esta problemática "con mucha vergüenza y pudor", ya que las pérdidas de orina "pueden oler". Sin embargo, sostiene que las más perjudicadas son las que sufren la modalidad de urgencia, ya que éstas "se tienen que levantar tres o cuatro veces cada noche para ir al baño y no duermen".
Esta coyuntura hace que sufran "cansancio, depresión o ansiedad", y que precisen de medicación. No obstante, ésta "afecta al sistema neurológico", lo que agrava los síntomas de incontinencia y genera "un círculo complicado", lamenta.
Walker señala que estos problemas "limitan la salidas y las relaciones sociales", además de que pueden aparecer durante las relaciones sexuales, por lo que las mujeres afectadas "las evitan". Pese a ello, no recomienda restringir la ingesta de agua, aunque sí aconseja "evitar las bebidas con estimulantes".