MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Yeshiva University, en Nueva York (Estados Unidos) han descubierto cómo las mutaciones genéticas más comunes en las células de la enfermedad de Parkinson familiar dañan el cerebro. El estudio, publicado en 'Nature Neuroscience', podría abrir las posibilidades de tratamiento, tanto para el Parkinson familiar como la forma más común de Parkinson que no se hereda.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno del sistema nervioso que avanza gradualmente causando rigidez o desaceleración del movimiento. Las mutaciones más comunes responsables de la forma familiar de la enfermedad de Parkinson afecta a un gen llamado repeticiones ricas en leucina quinasa-2 (LRRK2), que hacen que el gen LRRK2 codifique versiones anormales de la proteína LRRK2. Pero no está claro cómo las mutaciones de LRRK2 conducen a la definición de signo microscópico de Parkinson: la formación de agregados de proteínas anormales dentro de las células nerviosas productoras de dopamina del cerebro.
"Nuestro estudio encontró que las formas anormales de proteína LRRK2 interrumpen un importante proceso de eliminación de basura en las células que normalmente digieren y procesan las proteínas no deseadas, entre ellas una llamada alfa-sinucleína, el principal componente de los agregados de proteínas de las células nerviosas en pacientes con Parkinson" , dijo la líder del estudio Ana María Cuervo, profesora de Biología Evolutiva y Molecular, de Anatomía y Biología Estructural y de Medicina y miembro de la Cátedra Robert y Renee Belfer para el Estudio de las Enfermedades Neurodegenerativas en Einstein.
El nombre para el proceso de interrupción de la eliminación es autofagia (autoalimentación) intercedida por chaperonas, que son moléculas especializadas que "guían" a las proteínas viejas y dañadas hacia estructuras de enzimas llenas de lisosomas, donde las proteínas se digieren en aminoácidos, que luego se reciclan dentro de la célula. "Hemos demostrado que cuando LRRK2 inhibe la autofagia mediada por chaperonas, la alfa-sinucleína no se descompone y en su lugar se acumula a niveles tóxicos en las células nerviosas", explica el doctor Cuervo.
El estudio incluyó neuronas de ratón en cultivo de tejidos a partir de cuatro modelos diferentes de animales, neuronas de los cerebros de pacientes con Parkinson con mutaciones LRRK2 y neuronas derivadas de las células de la piel de pacientes de Parkinson a través de células madre pluripotentes inducidas (iPS) por tecnología celular. Todas las líneas de investigación confirmaron el descubrimiento de los investigadores.
"Estamos buscando formas de mejorar la actividad de este sistema de reciclaje para ver si podemos prevenir o retrasar la muerte neuronal y la enfermedad --señaló el doctor Cuervo--. Hemos comenzado a analizar algunos compuestos químicos que parecen muy prometedores". Este experto espera que estos tratamientos podrían ayudar a los pacientes con Parkinson familiar como no familiar, la forma predominante de la enfermedad que también implica la acumulación de alfa-sinucleína.