MADRID 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Northwestern, en Evanston, Illinois (Estados Unidos), han encontrado un mecanismo biológico que parece desempeñar un papel importante en el proceso de lectura. Se estima que uno de cada diez niños sufre dislexia, un conjunto de alteraciones relacionadas con la inteligencia, la audición o la visión que dificultan aprender a leer, según las conclusiones del estudio, publicadas en 'Journal of Neuroscience'.
"Descubrimos una relación sistemática entre la capacidad de lectura y la consistencia con la que el cerebro codifica los sonidos", explica Nina Kraus, profesor de Neurobiología, Fisiología y Comunicación del Centro Hugh Knowles de la Universidad de Northwestern. "La representación inestable del sonido es un marcador biológico de la dislexia", añade la coautora Jane Hornickel.
En la grabación de las respuestas cerebrales automáticas de onda de 100 niños en edad escolar a los sonidos del habla, los científicos de Northwestern hallaron que los mejores lectores tenían el sonido codificado más consistentemente, mientras que los más lectores pobres lo codificaron menos consistentemente. Presumiblemente, la respuesta del cerebro al sonido se estabiliza cuando los niños aprenden a conectar correctamente los sonidos con sus significados.
En un trabajo previo en el Laboratorio de Neurociencia Auditiva de Northwestern, Kraus y sus colegas encontraron que la incompatibilidad con la que los peores lectores codifican el sonido puede arreglarse a través de la formación.
En ese estudio, los niños con problemas de lectura fueron tratados durante un año con dispositivos de ayuda auditiva que transmiten la voz de su maestro directamente a sus oídos. Después de un año, los menores mostraron una mejora no sólo en la lectura sino también en la coherencia con la que el cerebro codifica los sonidos del habla, particularmente las consonantes.
"El uso de los dispositivos de centrado de cerebros jóvenes sobre los significados de los sonidos procedentes de su maestro disminuyen otras distracciones extrañas --explica Kraus--. Después de un año de su uso, los estudiantes habían perfeccionado sus sistemas auditivos y ya no requerían los dispositivos de ayuda para mantener su ventaja en la codificació lectura".
La gente rara vez tienen dificultad de codificación de sonidos de las vocales, que son relativamente simples, según Kraus, quien explica que son los sonidos consonantes, más cortos y más complejos acústicamente, los que más probablemente se clasifican incorrectamente en el cerebro.