MADRID 31 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Cincinnati (UC), en Estados Unidos, han identificado una nueva diana genética para el tratamiento con diuréticos, en pacientes con sobrecarga de líquidos -como aquellos con cirrosis hepática, insuficiencia cardíaca congestiva, o insuficiencia renal. Este hallazgo, publicado en 'PNAS', podría conducir a la primera nueva terapia con diuréticos en 25 años, y ayudar a los pacientes con resistencia a estos medicamentos.
El coautor Manoocher Soleimani, profesor en UC, explica que la función de los diuréticos es aumentar la producción de orina, y ayudar a los pacientes a deshacerse del exceso de líquido, cuando los riñones son incapaces de hacerlo. Soleimani añade que, "durante las últimas décadas, los diuréticos, ya sea solos, o en combinación, han ayudado a los pacientes que experimentan retención de agua.
El diurético más utilizado en todo el mundo es la hidroclorotiazida, que funciona mediante la inhibición de la capacidad del riñón para retener el agua -estos medicamentos también se utilizan para reducir la presión arterial". Sin embargo, según Soleimani, "estas terapias no son eficaces en todos los pacientes".
En el nuevo estudio, los investigadores examinaron unos segmentos específicos de los riñones, llamados túbulos, y los genes de esta zona responsables de absorber la sal. Según explican los autores, el contransportador del cloruro sódico (CCS), dirigido por la hidroclorotiazida, se encuentra próximo al transportador de cloruro pendrina, que también absorbe sal en el riñón. "Creíamos que la pendrina ayuda a la función de CCS, de alguna manera y, mediante el uso de modelos animales, encontramos que estos dos genes cruzados se compensan el uno por al otro -si el CCS no se encuentra activo, la pendrina entra en acción para hacer su trabajo", afirman los investigadores.
En el estudio, los modelos animales modificados genéticamente para carecer de CCS, mostraron una producción de orina y excreción de sal normales, y se obtuvieron estos mismos resultados en los modelos sin pendrina. Sin embargo, los modelos que carecían de ambos genes perdieron grandes cantidades de sal, eran un 40 por ciento más pequeños, y produjeron un excesivo volumen de orina.
Estos nuevos hallazgos podrían conducir a un tratamiento diurético selectivo, para inhibir la pendrina, y ayudar a los pacientes con sobrecarga de líquidos grave, que no responden bien a la hidroclorotiazida. Los investigadores concluyen, así, que "un inhibidor de la pendrina, en combinación con un diurético suave, podría aliviar la retención de líquidos, ofrecer una nueva opción de tratamiento, y la mejorar la salud del paciente".