MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Whitehead en Cambridge y el Instituto del Cáncer Dana-Farber en Boston (Estados Unidos) han identificado un conjunto clave de genes que subyacen a enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, el lupus y la artritis reumatoide. Los descubrimientos pivotan alrededor del gen regulador Foxp3, estrechamente ligado al gen PTPN22 que esta semana ha sido también noticia al confirmarse como segundo gen de susceptibilidad a la artritis reumatoide en un estudio con participación española. Las conclusiones de la investigación sobre Foxp3 se publican en la edición digital de la revista 'Nature'.
El sistema inmune es una red de defensa que está alerta frente a posibles invasores del organismo y en cuya primera línea se encuentra un grupo de glóbulos blancos denominados células T. Estas células T son dirigidas por un segundo grupo de células denominadas células T reguladoras que evitan que las células T ataquen a los tejidos sanos del organismo. El fallo en estas células T reguladoras para controlar esta primera línea de defensa da lugar a la enfermedad autoinmune.
Los científicos ya habían descubierto con anterioridad que las células T reguladoras son a su vez controladas por un gen regulador principal llamado Foxp3. Los genes reguladores principales se unen a genes específicos y controlan su nivel de actividad, lo que a su vez afecta a la conducta de las células. De hecho, cuando Foxp3 deja de funcionar el organismo no puede producir células T reguladoras.
Cuando esto sucede, las células T de primera línea dañan múltiples órganos y causan síntomas de la diabetes tipo 1 y la enfermedad de Crohn. Sin embargo, hasta ahora, los científicos han conocido poco sobre cómo Foxp3 controla las células T reguladoras ya que casi desconocían por completo los genes de Foxp3.
Los investigadores utilizaron una tecnología de microchips de ADN desarrollada para escanear el genoma completo de las células T y localizar los genes controlados por Foxp3. Existían unos 30 genes directamente controlados por Foxp3 y uno, llamado Ptpn22 mostró una afinidad particularmente fuerte.
"Esta relación fue especialmente importante porque Ptpn22 está asociado de forma estrecha con la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide, el lupues y la enfermedad de Grave, pero el gen no había sido vinculado con anterioridad al funcionamiento de las células T reguladoras", explica Alexander Marson, autor principal del estudio.
En este sentido, esta semana la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) publicaba un estudio en el que participaba una delegación española encabezada por Dora Pascual Salcedo y Alejandro Balsa, del Hospital Universitario de La Paz de Madrid, que confirmaba por primera vez que el gen PTPN22 aumentaba la susceptibilidad a padecer artritis reumatoide y reafirmaba su participación en las enfermedades autoinmunes.
Los investigadores del estudio actual aún no saben exactamente cómo Foxp3 permite a las células T reguladoras evitar la autoinmunidad, aunque el número de genes a los que se dirige Foxp3 proporciona un mapa inicial de este sistema de células, algo importante para comprender cómo éstas controlan la respuesta saludable del sistema inmune.