Las toxinas entran en la ropa y el pelo de manera que, aunque no se esté fumando, las partículas pueden llegar a no fumadores
WASHINGTON, 30 Dic. (OTR/PRESS) -
Con la llegada del año nuevo muchos son los que escriben en la lista de nuevos propósitos 'Dejar de fumar'. Pues estas personas tienen ahora un nuevo motivo por el que llevar a cabo este deseo y es proteger a los que están a su alrededor ya que un estudio ha revelado que el humo del tabaco sigue siendo perjudicial después de que se acaba el cigarrillo. Los expertos explican que mientras se fuma las toxinas del humo se impregnan en ropa y pelo, por lo que después de apagar el cigarro, si entran en contacto con no fumadores a los que se quiere proteger del humo, como un niño, éste puede verse perjudicado igualmente.
Investigadores del MassGeneral Hospital for Children (MGHFC) han llegado a la conclusión de que la contaminación del humo de tabaco permanece aún después de que un cigarrillo es extinguido, un fenómeno que ellos definen como humo de tercera mano. "Cuando usted fuma las partículas tóxicas del humo del tabaco entran en el pelo y en la ropa" explica uno de los científicos, Jonatán Winickoff, subdirector del Centro de MGHFC para la Política de Salud Infantil y Adolescente. De este modo, explica, en declaraciones recogidas por otr/press, posteriormente cuando el fumador "entra en el contacto con un bebé o un niño, incluso si no está fumando en ese momento, el menor entrará en contato con las toxinas. Además, en el caso de las mujeres, si una fumadora da de mamar al pequeño, las toxinas pasarán al bebé a través de la leche". Por este motivo, Winickoff recomienda "criar con biberón" al niño si se fuma.
Y es que los niños pequeños son muy susceptibles a la exposición de humo de tercera mano, porque ellos pueden inhalar las toxinas de muchas maneras, pues además de estar en todo momento en contacto con sus padres, también son susceptibles de tocar o chupar objetos cuyas superficies conraminadas.
En concreto, el humo de tercera mano puede permanecer 'en el aire' hasta mucho después de fumar y estas toxinas han sido asociadas con déficit cognoscitivos entre niños. Además, el estudio subraya la posibilidad de que incluso niveles sumamente bajos pueden ser neurótoxicos. Por ello, según los investigadores, esta teoría debería justificar el restringir fumar de manera tajante en áreas de interior habitadas por niños. "Los peligros de humo de tercera mano son muy dañinos" dice Winickoff, por lo que, señala, el "objetivo es averiguar si, cuando la gente es consciente de estos efectos dañinos sería capaz de fumar dentro su de casa".
INCLUIR ESTA CONTAMINACIÓN EN CAMPAÑAS CONTRA EL TABACO
De este modo, en una revisión de más de 1.500 casas, el 95,4 por ciento de los no fumadores y el 84,1 por ciento de los fumadores convinieron que el humo de tercera mano daña la salud de los niños. Los expertos preguntaron también quiénes tenían reglas estrictas que prohiben el humo dentro de casa, una norma que se cumplía más entre los no fumadores -el 88,4 por ciento contra el 26,7 por ciento de los fumadores- pero ambos reconocieron de igual manera que el humo ambiental era dañino para la salud de los niños por lo que serían capaces de tener restricciones en contra de fumar en sus casas.
Así, el estudio de Winickoff muestra que la conciencia creciente de como el humo tercera mano daña la salud de niños puede animar a imponer reglas para no fumar en las viviendas. También sería importante, explican los científicos, incorporar el conocimiento sobre la contaminación de humo tercera mano en campañas de control de tabaco corrientes, programas, y la práctica rutinaria clínica.