MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
La hipertensión arterial afecta a más del 68 por ciento de los mayores de 60 años, según ha recordado la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) con motivo de la celebración, este domingo, del Día Mundial de la Hipertensión.
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
Se trata de una enfermedad muy frecuente, que ocasiona numerosas consultas médicas en los adultos mayores y que está condicionada tanto por aspectos hereditarios como por estilos de vida. Además, genera numerosas complicaciones como, por ejemplo, incrementa el riesgo de ictus, insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio, insuficiencia renal, aneurismas y de muerte.
La hipertensión habitualmente no da síntomas en sus fases iniciales y a menudo coexiste con otros factores de riesgo cardiovascular como alteraciones del colesterol, diabetes y obesidad. Al ser una patología que no avisa con síntomas, resulta esencial controlarla mediante mediciones frecuentes para prevenir una posible subida y sus consecuencias nefastas, insiste la SEGG.
"A pesar de que un correcto manejo de la hipertensión acarrea importantes beneficios y de que el grado de conocimiento y tratamiento farmacológico en la población general de España es moderadamente alto, todavía existe un porcentaje elevado de ancianos que no tienen un control regular y aceptable de su tensión", ha confirmado el presidente de la SEGG, José Antonio López Trigo.
Asimismo, la toma de la tensión en las visitas médicas es algo habitual, pero no suficiente. Para un control "total y óptimo" de las cifras de tensión arterial es recomendable que el paciente se realice mediciones habituales en su domicilio, hecho que, además de ser una práctica recomendable porque implica al paciente en el proceso, evita que, si se toman solo las mediciones en la consulta, puedan aparecer cifras erróneas por el conocido como 'síndrome de la bata blanca', que consiste situaciones de nerviosismo que arrojan cifras tensionales falsas.
TRATAMIENTO DE LA HIPERTENSIÓN
Ahora bien, una vez diagnosticada la enfermedad es importante identificar sus causas, evaluar la posibilidad de daño en diferentes órganos, valorar otros factores de riesgo vascular añadidos e identificar los posibles obstáculos o barreras a la adherencia al tratamiento.
"El objetivo de tratar la hipertensión arterial en el anciano es el de reducir los riesgos asociados a su presencia. El médico realizará un examen físico, un electrocardiograma y unos análisis de sangre y orina. En algunas circunstancias es aconsejable realizar un ecocardiograma", ha añadido el experto.
El paso "inicial y fundamental" es establecer una serie de medidas no farmacológicas mediante modificación de estilos de vida salvo que las cifras de tensión sean muy elevadas, en cuyo caso es probable que se necesite iniciar un tratamiento farmacológico a la vez.
"Estas modificaciones son en realidad una serie de medidas de sentido común buenas para la salud física y emocional. Por ejemplo, dejar de fumar, perder de peso si se es obeso, tener una vida activa, reducir la ingesta de sal y de grasas en la dieta, consumir más fibra y moderar el consumo de alcohol. Los tipos de ejercicio recomendables son muy variados aunque se aconseja ejercicio aeróbico moderado como por ejemplo pasear, bailar o nadar", ha zanjado el doctor.