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MADRID, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La hiperhidrosis, o sudor excesivo, afecta a entre el 1,5% y el 2,8% de la población española y tiene un elevado impacto en la calidad de vida de los pacientes, explicó hoy el doctor José Carlos Moreno, vicepresidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Actualmente existen numerosos tratamientos, desde los más clásicos al más moderno que supone el uso de la toxina botulínica.
No obstante, para resolver este problema, es necesario acudir al especialista indicado, que es el dermatólogo aunque, en ocasiones, como en las formas generalizadas o extensas de la enfermedad hay que descartar enfermedades sistémicas como la diabetes o los trastornos de tiroides.
Según explica el doctor Moreno, "existen hiperhidrosis generalizadas y localizadas". Los lugares más comunes donde se produce el tan molesto sudor excesivo son, por este orden, las palmas de las manos (hiperhidrosis palmar), las plantas de los pies (hiperhidrosis plantar) y las axilas (hiperhidrosis axilar).
Para tratarlo, desde hace ya varios años existen distintas alternativas para acabar con el problema. La más sencilla son las sales de aluminio, un compuesto que está presente "en la mayoría, no todos, los desodorantes de farmacia" pero a pesar de su utilidad su uso continuado puede provocar irritación cutánea, especialmente en zonas sensibles como las axilas. "Ante el fracaso de tratamientos conservadores como éste, ha de acudirse al especialista", advierte el doctor.
Otra alternativa para la hiperhidrosis son los fármacos anticolinérgicos, que se administran en comprimidos pero que "se usan poco ya que tienen muchos efectos secundarios: sequedad de boca, trastornos urinarios, mareos o somnolencia". Actualmente se ha demostrado la utilidad del glicopirrolato tópico, que carece de efectos indeseables.
La electroterapia mediante iontoforesis es útil para la hiperhidrosis, "pero necesita dedicarle un tiempo que no todos los pacientes están dispuestos a emplear".
El último tratamiento aprobado para el tratamiento de la hiperhidrosis es la toxina botulínica, terapia que se usa con éxito en otros campos como la dermatología cosmética. A este respecto, el doctor Moreno precisa que "es muy eficaz, pero hay que repetirlo periódicamente ya que no es un tratamiento definitivo". La toxina botulínica se usa en hiperhidrosis palmar y axilar, pero también se han visto buenos resultados en la facial "aunque hay escasa experiencia".
El tratamiento más radical para la hiperhidrosis es la simpactectomia, que consiste en la destrucción del ganglio estrellado, lo que determina la supresión de la sudoración definitivamente en manos y axilas.
Es un procedimiento sólo para casos muy avanzados, ya que "precisa anestesia general, ingresos y lo realizan por laparoscopia los cirujanos torácicos". La simpactectomía, que se practica en la mayoría de los hospitales públicos españoles, produce en un elevado porcentaje de los casos un fenómeno denominado sudoración compensatoria, que es el cese de sudor en las manos pero el aumento en el resto del cuerpo. Este tipo de complicación es de difícil tratamiento.