MADRID 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los hijos de padres con bajo o medio nivel de estudios comen de forma menos saludable que los nacidos de progenitores con formación superior, tal y como ha revelado una investigación realizada de manera conjunta por ocho países europeos.
Este trabajo, que ha sido publicado en la revista especializada 'Public Health Nutrition', demuestra que los menores cuyos padres tienen un nivel educativa bajo o mediano son alimentados "con menos verduras y frutas, y con más productos procesados y bebidas azucaradas". Así se ha constatado tras estudiar a casi 15.000 niños de entre dos y nueve años de edad de Italia, Estonia, Chipre, Bélgica, Suecia, Hungría, Alemania y España.
Además, se ha confirmado que los padres con mayor nivel de estudios "dan de comer a sus hijos menos grasa y azúcar", indican. Por ello, señalan que el nivel educativo de los progenitores "influye en la frecuencia con la que sus hijos toman alimentos relacionados con la obesidad".
A juicio del investigador de la Universidad de Zaragoza y uno de los autores del estudio 'Identificación y prevención de los efectos sobre la salud inducidos por la dieta y el estilo de vida en niños' (IDEFICS, por sus siglas en inglés), el doctor Juan Miguel Fernández Alvira, las mayores diferencias entre familias se observan en el consumo de alimentos como "frutas, verduras y bebidas azucaradas", recoge la Plataforma SINC.
Esta situación provoca que los menores procedentes de estratos socioculturales menos favorecidos se encuentren "en un mayor riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad", asegura. Por ello, considera que los programas de prevención de la obesidad infantil deberían abordar "de manera especial y específica" aquellos grupos socioeconómicamente desfavorecidos".
En este sentido, Alvira sostiene que el periodo de la infancia que va desde los 2 años hasta los 14 es una etapa de crecimiento en la que "aumentan las exigencias de energía y nutrientes". Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud alerta de la importancia de controlar la alimentación de los más pequeños, puesto que "alrededor de 40 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso en 2010".