MADRID 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Miguel Hernández en Elche y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas han desvelado la función que dos genes, Nrg1 y ErbB4, relacionados con la esquizofrenia desempeñan en la corteza cerebral. El estudio, que se publica en la edición digital de la revista 'Nature', abre la vía al diseño de fármacos más específicos contra la enfermedad.
La esquizofrenia afecta a aproximadamente el 1 por ciento de la población mundial, lo que supone unos 300.000 casos sólo en España. Se cree que la enfermedad tiene un fuerte componente genético dado que se hereda en un 80 por ciento de los casos.
El estudio sugiere que la proteína neuregulin 1 (Nrg1) y su receptor ErbB4 controlan el desarrollo de los llamados circuitos neurales inhibitorios en la corteza cerebral de los mamíferos, que son necesarios para modular el nivel de actividad de otras neuronas. El trabajo proporciona así una nueva perspectiva sobre la participación de estos genes en los orígenes de la esquizofrenia.
El equipo, dirigido por Oscar Marín y Beatriz Rico del Instituto de Neurociencias, ha analizado el patrón de expresión genética de Nrg1 y ErbB4, y desactivado o intensificado la expresión genética, en ratones transgénicos. Sus resultados muestran que ErbB4, probablemente mediada por Nrg1, regula la conectividad de ciertas clases de interneuronas cuya actividad depende del neurotransmisor GABA.
Según explica Marín, "por nuestras investigaciones anteriores ya sabíamos que estos genes eran muy importantes para el desarrollo temprano de las neuronas inhibitorias de la corteza cerebral. Ahora hemos descubierto que no sólo juegan un papel importante en las fases iniciales del desarrollo, sino que también son responsables de que sean capaces de conectarse con otras neuronas".
Rico añade que la corteza cerebral es la región más compleja de nuestro cerebro y responsable de nuestra capacidad de razonamiento, del lenguaje y del comportamiento social. Su funcionamiento depende de las conexiones neuronales, las sinapsis, que pueden ser de dos tipos, excitadoras o inhibidoras, según activen o detengan la actividad neuronal.
Estos dos genes permiten la formación de conexiones entre neuronas inhibidoras y excitadoras y son necesarios para que las interneuronas reciban las conexiones excitadoras. "Por ello, si se pierde la función de estos genes, por ejemplo por una mutación, la corteza cerebral pierde inhibición, lo que da lugar a importantes desajustes funcionales", concluye Rico.
Varios estudios han asociado Nrg1 y ErbB4 con la esquizofrenia, pero no se ha aclarado de forma exacta cómo estas proteínas participan en la progresión de la enfermedad. En este sentido, aunque de forma preliminar, el trabajo de los españoles abre nuevas vías de investigación. Marín y Rico han contado también con la colaboración de la Universidad de Castilla-La Mancha y de la Universidad de California en Davis (Estados Unidos).