MADRID, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los ejemplares de una especie de gusano que han permanecido un tiempo en la Estación Espacial Internacional (ISS) presentan menos toxinas que si se hubieran quedado en la Tierra, por lo que los investigadores creen que, en el espacio, se desactivan siete genes relacionados con la degeneración, tal y como refleja un estudio publicado en 'Nature Scientific Reports' y recogido por la plataforma SINC.
En concreto, el experimento comenzó cuando el astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) André Kuipers viajó por primera vez a la ISS en el año 2004. Entonces llevó al espacio varios ejemplares del microscópico nematodo 'Caenorhabditis elegans'.
La elección de esta especie en concreto respondió a que era la primera forma de vida pluricelular de la que se había logrado secuenciar toda su estructura genética. Tras regresar a la Tierra, los investigadores descubrieron que estos gusanos tenían menos proteínas tóxicas en sus músculos que si se hubiesen quedado en la Tierra.
Los científicos realizaron diversas pruebas hasta descubrir que siete de los genes del gusano habían permanecido prácticamente inactivos durante su estancia en órbita. Hallaron entonces que el hecho de vivir en la ISS evitaba que ciertos genes funcionasen con normalidad y vieron que los gusanos parecían vivir mejor sin esos genes.
De este modo, tras la desactivación de esos mismos genes en el laboratorio, los investigadores descubrieron que los nematodos que nacían sin esos siete genes estaban más sanos y vivían más tiempo. "Los músculos se suelen encoger en el espacio. Los resultados de este estudio sugieren que se trata de un proceso de adaptación, en lugar de una simple respuesta involuntaria ante las condiciones del espacio", ha precisado Nathaniel Szewczyk, uno de los científicos del proyecto.
SIMILAR A LAS PERSONAS
Las personas comparten aproximadamente el 55 por ciento de la secuencia genética con estos gusanos, por lo que el próximo paso será estudiar cómo responden los músculos humanos a la vida en el espacio.
Kuipers que regresó recientemente de su segunda misión a la ISS en la que llevo al espacio nuevos ejemplares del gusano para continuar con la investigación, pero esta vez también se estudió cómo se adaptaban sus propios músculos. Así, antes de que comenzase la misión, el astronauta se tomó una pequeña muestra de un músculo de la pierna del astronauta, que se guardó para su posterior análisis.