MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
La gripe, cuyo comportamiento durante esta temporada está pasando inadvertido, comienza ya a hacerse patente con cierta fuerza, especialmente en el norte de España, y la prevista bajada de temperaturas durante la semana que empieza podría extender la infección a gran parte del país, advirtió hoy la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Asimismo, la SEPAR declaró que bajo el nombre de gripe, el ciudadano corriente suele englobar otras patologías respiratorias que no están motivadas por el virus de la influenza. De hecho, explicó que la actividad vírica este año está siendo bastante notable en lo que se refiere a infecciones de las vías respiratorias altas (garganta) y al llamado virus sincitial, causante de bronquiolitis en bebés. Según la organización, una prueba de que hay bastante confusión al respecto, es que algunas personas sostienen haber pasado varias gripes en un año, cuando, salvo excepciones, si se pasa por una, el organismo ya queda inmunizado para el resto de la temporada.
En realidad, lo que se tiende a calificar de gripe son diversas manifestaciones respiratorias agudas de diferente origen, pero que tienen síntomas comunes, como fiebre, tos, malestar general, estornudos, dolor de garganta, etcétera. En este grupo se encuentra la gripe, pero también catarros, resfriados, bronquitis aguda, faringoamigdalititis, otitis o neumonías, entre otras enfermedades.
Sin embargo, los síntomas no son coincidentes en todos los casos. La fiebre moderada o alta, por ejemplo, es característica de la gripe o de la neumonía, pero no del catarro o del resfriado. No obstante, el experto en infecciones respiratorias de la SEPAR, el doctor José Gallardo Carrasco, apuntó que "sí es cierto que muchos pacientes pueden confundirse y atribuir a una enfermedad respiratoria lo que en realidad es la manifestación de otra".
Según los expertos, de todas las infecciones que a menudo confundimos con un la gripe, el catarro común y la faringoamigdalitis son las más frecuentes; y la fiebre y la tos, los síntomas más comunes.
Uno de los problemas con el que se encuentran los médicos es establecer el microorganismo que causó la infección y distinguir si se trata de un virus, una bacteria o de ambos a la vez. "Esta diferenciación es muy importante porque de ello dependerá que los médicos empleemos o no antibióticos en el tratamiento", subrayó el doctor Gallardo. "Por ejemplo --añadió--, si existe catarro común o gripe lo lógico es que la infección esté provocada por un virus, con lo cual no sería necesario emplear antibioterapia".
Estas dos infecciones se distinguen por provocar aumento de la mucosidad, lagrimeo, estornudos y, a veces, tos. Pero si, además, hay fiebre, duele todo el cuerpo y se pierde el apetito, lo probable es que estemos ante una gripe. En cuanto a la faringoamigdalitis, aunque también puede estar provocada por un virus, es posible que en un momento determinado de la infección, se añada alguna bacteria. "Esto parece más claro si existe fiebre y fuerte dolor de garganta. Por ello, y con el objetivo de cubrir la existencia de una infección mixta (virus y bacterias a la vez), se suelen recetar antibióticos", comentó este especialista.
Por otra parte, si la causa es bacteriana (una otitis, bronquitis o neumonía) o el paciente tiene dificultades respiratorias, la adicción de un antibiótico al tratamiento es casi obligada. En tales supuestos, explica el doctor Gallardo, "se debe administrar al paciente un tratamiento que intentará cubrir la presencia de las bacterias más comúnmente implicadas en estas infecciones".
MALOS HÁBITOS.
Según este experto de la SEPAR, "al referirnos al tratamiento de unas infecciones tan extendidas, hay que destacar dos de los grandes vicios que caracterizan a una gran parte de los pacientes españoles: uno es que tendemos a abandonar antes de lo debido la terapéutica establecida por el médico, con lo que ésta deja de cumplir fielmente sus efectos curativos". "Y el otro --añadió--, es que somos muy proclives a la automedicación, lo que equivale a equivocarnos en muchos casos y a confirmar el dicho de que puede ser 'peor el remedio que la enfermedad'".
"Hábitos tan poco recomendables como la automedicación se reducirían --señaló el doctor Gallardo-- si se tuviera en cuenta que cada infección es distinta, que no todas están causadas por bacterias y que es probable que el antimicrobiano que tomemos no sirva para tratar la infección porque no cubra el espectro de gérmenes que nos atacan o porque la infección sea de tipo vírica, en cuyo caso los antibióticos no sirven de nada".