MADRID, 26 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) alerta a los ciudadanos de que los excesos durante las fiestas navideñas puede "poner en grave peligro" la salud de las personas de más de 65 años, sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte de este grupo de edad tiene alguna enfermedad cuyo tratamiento tiene relación con la alimentación.
Según datos de esta entidad, un 52 por ciento tienen hipertensión, un 18 por ciento diabetes, un 30 por ciento hipercolesterolemia, un 12 por ciento estreñimiento crónico y hemorroides y un 15 por ciento padece osteoporosis, enfermedades ante las que "las celebraciones pueden traer consigo efectos negativos para la salud si no tenemos cuidado con lo que comemos".
Además, un elevado porcentaje de mayores se enfrentan también a otro tipo de problemas que influyen en su alimentación y nutrición, como la falta, en mayor o menor medida, de piezas dentarias o de prótesis dentales mal ajustadas, que trae consigo problemas de masticación.
Igualmente, la atrofia en las papilas gustativas, que alteran el sentido del gusto, se pueden ver incrementadas por el habitual consumo de medicamentos que se da en los ancianos.
Otros riesgos pueden estar relacionados con retrasos en el vaciado del estómago, produciendo digestiones más lentas y gases, o con el intestino delgado que, con el paso del tiempo, disminuye la superficie de absorción y, por tanto, se aprovechan peor las sustancias nutritivas. Del mismo modo, en el intestino grueso puede haber un tránsito intestinal más lento, lo que propicia el riesgo de padecer estreñimiento.
Por ello, desde SEGG recomiendan a este grupo de edad comer entre cuatro y seis veces al día; aumentar el consumo de cereales, preferiblemente integrales; tres piezas de fruta; dos raciones de verdura; tres raciones de lácteos poco grasos, y dos raciones de alimento proteicos (alternar la carne, pescado y huevos).
Además, en relación con los menús navideños, insiste en moderar el consumo de sal y azúcar en los platos y postres; que el consumo de alcohol no sobrepase uno o dos vasos de vino, así como incluir propuestas gastronómicas novedosas y adecuadas a estas fiestas, pero adaptando las texturas de los platos a las dificultades más habituales para tragar.