MADRID 8 May. (EUROPA PRESS) -
De Irlanda a los Balcanes, los europeos están estrechamente relacionados, según un nuevo estudio del ADN de personas de todo el continente, publicado este lunes en la revista 'Plos Biology'. El análisis, realizado por Graham Coop, de la Universidad de California, Davis, y Peter Ralph, de la Universidad del Sur de California, ambas en Estados Unidos, realizó una coparación de las secuencias genéticas de más de 2.000 peronas para estudiar la relación entre los europeos hasta hace unos 3.000 años.
Los investigadores encontraron que el grado en que, como cabía esperar, la relación entre dos personas tiende a ser menor cuanto más separados viven, pero, incluso dos individuos que viven tan distantes como en Reino Unido y Turquía siguen siendo propensos a compartir todos los antepasados de hace sólo unos miles de años.
"Lo que es notable es cómo todo el mundo está estrechamente relacionado con los demás", dijo Graham Coop, profesor de Evolución y Ecología de la Universidad de California, Davis. "A nivel genealógico, todos en Europa se remontan a casi el mismo conjunto de antepasados ??de hace mil años. Esto fue predicho por la teoría hace más de una década, y ahora tenemos evidencia concreta con los datos de ADN", agrega este experto, que señala que aunque los datos eran de europeos, es probable que se aplique el mismo patrón al resto del mundo.
"En la parte superior de este alto nivel de relación están las sutiles tendencias locales que probablemente marcan los cambios demográficos y las migraciones históricas -- señaló Ralph--. Los obstáculos como las cadenas montañosas o las diferencias lingüísticas también han tenido el efecto en reducir ligeramente la relación entre las regiones".
"Hay un montón de posibles pistas en la historia", explicó. Por ejemplo, aunque las diferencias son relativamente pequeñas, los italianos tienden a tener un nivel más bajo de la relación el uno al otro y hacia otros europeos, tal vez como resultado de la larga historia de muchas culturas distintas en la península. Además, muchos europeos del Este mostraron niveles más altos de la relación sutil, posiblemente influenciado por la expansión de los pueblos eslavos en Europa hace más de mil años.
Para obtener más información sobre estos patrones, Ralph y Coop utilizan las ideas acerca de la cantidad esperada de genoma compartido entre parientes de distintos grados de parentesco. Por ejemplo, los primos hermanos tienen abuelos en largos tramos comunes y cuotas de ADN, por lo que Ralph y Coop buscaron bloques cortos de ADN que fueran compartidos entre primos separados por muchas más generaciones.
Dado que el número de los antepasados se duplica con cada generación, la probabilidad de tener un ADN idéntico en común con los parientes más lejanos disminuye rápidamente, pero en grandes muestras, se pudieron detectar casos raros distantes compartidos. Con su análisis, los investigadores fueron capaces de detectar estos bloques de ADN en común entre los diferentes individuos repartidos por Europa y calcular cuánto tiempo hace que compartían un antepasado.
Los autores esperan que continúe el trabajo con bases de datos más grandes y más detalladas, incluyendo datos de resolución mucho más finos en las personas de las regiones dentro de los países. Sin embargo, Coop señaló que si bien los estudios de la ascendencia genética pueden ser informativo sobre la historia, no cuentan toda la historia y que la arqueología y la lingüística pueden decir mucho más acerca de cómo las culturas y las sociedades se movieron y cambiaron, pero a su vez no siempre se obtiene información sobre el movimiento de personas, ya que las éstas pueden aprender un nuevo idioma o una nueva práctica cultural, independientemente de su ascendencia.