MADRID, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
Existen más probabilidades de heredar una predisposición a sufrir un ataque al corazón que un accidente cerebrovascular, según una investigación publicada en 'Circulation: Cardiovascular Genetics', una revista de la American Heart Association. Los resultados del estudio ayudan a comprender mejor la genética del accidente cerebrovascular.
"Hemos encontrado que la asociación entre que uno de sus padres sufra un ataque al corazón y que usted lo sufra es mucho más fuerte que la relación entre que su padre sufra un accidente cerebrovascular y que lo sufra usted", dijo el autor principal del estudio, el doctor Peter M. Rothwell, profesor de neurología clínica de la Universidad de Oxford (Reino Unido). "Eso sugiere que la susceptibilidad al ictus no posee tanta fuerza hereditaria como la susceptibilidad a un ataque al corazón", señala.
Un segundo análisis, que incluyó a los hermanos de los pacientes, además de a sus padres, arrojó el mismo resultado: la historia familiar resultó ser un indicador de un mayor riesgo de sufrir un ataque al corazón que de un accidente cerebrovascular.
Rothwell y sus colegas realizaron el estudio para aclarar y confirmar la evidencia que sugiere una gran diferencia en la predisposición genética entre los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares. "Habíamos observado previamente que la condición hereditaria del accidente cerebrovascular está relacionada con la genética de la presión arterial alta, lo cual no parece ser el caso de un ataque al corazón", dijo Rothwell. La hipertensión está estrechamente relacionada con el accidente cerebrovascular, por lo que una historia familiar de hipertensión está relacionada con un mayor riesgo de sufrir una apoplejía.
El estudio, llamado OXVASC (Oxford Vascular Study), comenzó en 2002 con el objetivo de estudiar accidentes cerebrovasculares, ataques cardiacos y otros eventos vasculares graves en una zona del condado de Oxfordshire, donde más de 91.000 personas son atendidas por un mismo hospital. Los análisis anteriores en la misma población, llevados a cabo por el doctor Amitava Banerjee, han demostrado la importancia particular de la historia familiar en la transmisión madre-hija en ambos, el ataque cardiaco y la apoplejía. "La historia familiar de ataques al corazón y los antecedentes familiares de ictus han sido raramente estudiados en la misma población", comentó Banerjee.
Los investigadores utilizaron datos de 906 pacientes (604 hombres) con enfermedades del corazón graves y 1.015 pacientes (484 hombres) que sufrieron accidentes cerebrales. De los enfermos del corazón, un 30% tenía un padre que había sufrido un ataque al corazón y un 21% tenía al menos un hermano que lo había sufrido. El 7% tenía dos o más hermanos que habían sufrido ataques cardíacos y del 5% lo habían sufrido ambos, el padre y la madre.
Entre los pacientes con ictus isquémico un 21% tenía un padre que había sufrido un derrame cerebral y un 2% ambos padres. Un 8% tenía al menos un hermano que había pasado por un accidente cerebrovascular y un 14% al menos dos.
El riesgo para un hermano o hermana de desarrollar problemas cardiacos agudos fue similar para los que sufrieron un ataque al corazón o un derrame cerebral. El riesgo de un accidente coronario agudo fue seis veces mayor si ambos padres habían sufrido un ataque al corazón y una vez y media mayor si lo sufrió uno de ellos. Por el contrario, la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular no cambió significativamente con la historia de los padres.
Los resultados, si los confirman estudios adicionales, tienen dos implicaciones importantes, dijo Rothwell.
"En primer lugar, la manera en que los médicos predicen las probabilidades de una persona sana de sufrir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular necesita ser revisada", afirmó Rothwell. "En la actualidad, la mayoría de los modelos de riesgo global tienen en cuenta la historia de los familiares de un paciente sobre accidentes cerebrales y de corazón. Probablemente, en el futuro deberíamos desarrollar modelos de antecedentes familiares separados, uno para el derrame cerebral y otro para los ataques al corazón".
Los nuevos datos también indican que el uso de los mismos criterios para predecir los diferentes eventos médicos sobreestiman el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. "El conocimiento de los factores genéticos que afectan la ocurrencia de un accidente cerebrovascular no está tan avanzado como el de la enfermedad arterial coronaria", afirmó Rothwell. El descubrimiento de que los genes juegan un papel mucho menor en el accidente cerebrovascular podría significar que los estudios genéticos podrían no ser fundamentales en dicho campo, añadió.