MADRID, 10 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Federación Mundial del Corazón (WHF), la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el Colegio Americano de Cardiología (ACC) han publicado un documento conjunto instando a la comunidad médica y a las autoridades sanitarias a mitigar el impacto de la contaminación del aire en la salud de las personas. La Fundación Española del Corazón (FEC) ha respaldado ese manifiesto desde España, como muestra de su compromiso con este importante factor de riesgo cardiovascular.
"La contaminación favorece la trombosis, la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción endotelial de las arterias", ha recordado el doctor Jordi Bañeras, portavoz de la FEC y cardiólogo de la unidad de críticos cardiovasculares del Hospital Vall d'Hebron.
Tanto es así que, según el manifiesto hecho público por estas cuatro organizaciones mundiales, hasta el 50 por ciento de las muertes por contaminación que se produjeron en 2019 se debieron a enfermedades cardiovasculares. En concreto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es responsable del 25 por ciento de todas las muertes por enfermedad cardiaca y del 24 por ciento de todas las muertes por ictus.
Se sabe que 9 de cada 10 personas vive en lugares donde la calidad del aire excede los límites de contaminación recomendados y la presente declaración asegura que en 2019 se produjeron un total de 6,7 millones de muertes en todo el mundo atribuibles a la contaminación, lo que representa el 12% del total.
Respecto a datos de Europa, un reciente informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) atribuyó a la mala calidad del aire un total de 417.000 muertes prematuras en 41 países europeos en 2018. Según ese mismo informe, ese año murieron en España 23.000 personas de forma prematura debido a partículas de materia en suspensión PM 2.5, dióxido de nitrógeno y ozono.
"Estas pequeñas partículas contaminantes viajan por el torrente sanguíneo dañando el interior de las paredes de los vasos, que se estrechan y se vuelven más rígidos, favoreciendo así la posibilidad de que aumente la presión arterial, la coagulación de la sangre y la aparición de ritmos cardiacos anormales", detalla el doctor Bañeras.
No hay que olvidar tampoco la contaminación doméstica. Se estima que 3,8 millones de personas mueren cada año por enfermedades atribuibles a la contaminación en los hogares, de las cuales el 45 por ciento se deben a enfermedades cardiacas o ictus. Por otro lado, fumar en el interior de viviendas mal ventiladas provoca niveles de contaminación 100 veces superiores a los aceptables.
La declaración recuerda también que la contaminación del aire aumenta el riesgo de infarto, ictus, diabetes y enfermedades respiratorias, condiciones que a su vez contribuyen a desarrollar formas más graves de COVID-19 en caso de infección. Por eso, en época de pandemia, estas organizaciones piden acciones estructurales para reducir la contaminación.