El informe demuestra que los varones tienen niveles de monóxido de carbono más altos que las mujeres, aunque en ambos casos han descendido en los últimos años
MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
La cantidad de monóxido de carbono (CO) procedente del humo del tabaco es menor en mujeres que en hombres, lo que demuestra diferencias de género según las cuales la forma de fumar de ellas es menos perjudicial para la salud, según los resultados del informe COmets elaborado por la Comisión Europea presentados hoy en Madrid.
Tras realizar mediciones de los niveles de monóxido de carbono en aire espirado a un total 221.655 ciudadanos de los 27 países de la Unión Europea entre 2006 y 2008, se ha observado que la media de partículas por millón (ppm) de CO era de 3,5 en no fumadores y de 16,4 en fumadores. Además, en ambos casos se advierte que la concentración de CO en los pulmones presenta "niveles significativamente más bajos" en las mujeres (3,2 ppm en las mujeres no fumadoras frente al 3,8 en los hombres, y 15 ppm en las mujeres fumadoras frente al 17,8 ppm en hombres).
En España, donde se realizaron más de 12.000 mediciones a través de cooximetrías, los niveles de CO eran parejos a la media europea. Así, los ciudadanos no fumadores presentaron una media de 3,4 ppm de CO, frente al 16,7 ppm en los fumadores, observándose diferencias entre hombres y mujeres (3,2 ppm en las mujeres no fumadoras frente al 3,6 en los hombres, y 15,7 ppm en las mujeres fumadoras frente al 17,6 ppm en hombres).
Según estos datos, el coordinador del Grupo de Tabaquismo de Neumomadrid, Carlos Jiménez Ruiz, aseguró que "la forma de consumir el cigarrillo es diferente" ya que las mujeres dan menos caladas al cigarro, e inhalan menor cantidad de humo al hacerlo con menos intensidad, mientras que los hombres "inhalan más volumen de humo y lo hacen más profundamente en cada calada".
Este experto destacó que existen dos tipos de fumadores, distinguiendo entre aquellos que consumen tabaco por recompensa negativa y "quieren quitarse los síntomas que se asocian a la falta de nicotina, como ansiedad o nerviosismo" y, por otro lado, quienes fuman por recompensa positiva, es decir, "por disfrutar del cigarrillo". De este modo, el doctor Jiménez Ruiz advirtió que las mujeres pertenecerían más a este último grupo y "fuman más por recompensa positiva, relacionado con un menor número de caladas e "inhalar con menos intensidad".
Además, teniendo en cuenta las diferencias conductuales en el consumo de tabaco, existirían diferencias en el tratamiento del tabaquismo, aseveró el doctor Jiménez Ruiz, ya que "los tratamientos farmacológicos ayudarían más a los hombres", mientras que en "las mujeres sería necesario un apoyo psicológico más intenso".
De este modo, y teniendo en cuenta que el tabaco es la principal fuente de contaminación por monóxido de carbono "por encima del tráfico o la contaminación industrial", esta diferencia en la forma de fumar tiene una implicación directa en el desarrollo de determinadas patologías en aquellos ciudadanos con una concentración de más de 8 ppm de CO, nivel que ya hace que se considere como agente peligroso, afirmó el coordinador del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Juan Antonio Riesco.
De hecho, puede darse el caso de que un ciudadano no fumador presente tasas similares a las de los fumadores si el contacto con el humo es continuo. "Si se hicieran mediciones en una discoteca, tanto los que fuman como los que no darían unos niveles altísimos de CO", advirtió.
BAJAN LOS NIVELES DE CO DE 2006 A 2008
A lo largo de los dos años que duró el estudio, los autores del mismo advirtieron un descenso "lento pero progresivo" de los niveles de monóxido tanto en hombres como en mujeres que está relacionado con el descenso en el consumo de tabaco. Sin embargo, el doctor Riesco apostó por actuar "con más contundencia" dado que "la legislación no ha sido todo lo satisfactoria que hubiese querido".
Las últimas encuestas epidemiológicas aseguran que en España ha descendido el número de fumadores en los últimos años, de modo que actualmente un 28 por ciento de la población reconoce fumar, bien de forma habitual o esporádica.
No obstante, el descenso del CO en los europeos que se percibió en este estudio --de un 28 por ciento en los no fumadores-- "no puede relacionarse directamente" con la implantación de la Ley Antitabaco, añadió, ya que el descenso del CO ha sido generalizado en toda Europa "aunque no todos los países tienen las mismas leyes".