MADRID, 4 Ago. (EUROPA PRESS) -
La calidad de vida de los fisioterapeutas españoles empeoró durante la emergencia sanitaria motivada por la expansión del COVID-19, ya que las duras condiciones laborales y profesionales que habitualmente sufren se vieron agravadas a la hora de atender a las personas afectadas por esta crisis de salud pública, según un análisis que la empresa especializada en estudios 'on line' Sondea ha realizado para el Sindicato de Enfermería (Satse).
En concreto, la calidad de vida percibida por los fisioterapeutas encuestados desciende en 2,5 puntos de media si se compara con la que tenían durante la situación anterior a la crisis sanitaria motivada por la expansión del coronavirus, pasando a otorgarle una puntuación de 5 puntos sobre 10.
En este sentido, el análisis concluye que se ha incrementado el porcentaje de profesionales de Fisioterapia que puntúan su calidad de vida actual con la menor calificación (de 0 a 4). Antes de la crisis, solo lo hacía un 4,4 por ciento y ahora un 32,40 por ciento de fisioterapeutas dan una nota entre el 0 y el 4.
Otro de los resultados se refiere a los problemas que han tenido para conciliar su vida laboral con la personal, y concluye que cerca del 20 por ciento de los profesionales encuestados que tiene hijos han encontrado problemas a la hora de que alguien les pudiese cuidar cuando tenían que trabajar. Asimismo, al 33 por ciento de los fisioterapeutas encuestados no se les ha facilitado el cambio de turno para poder conciliar su vida personal y laboral.
De otro lado, durante las semanas de emergencia sanitaria la mayoría de las personas encuestadas se tuvieron que alojar en su domicilio habitual (97,77 por ciento), adoptando las medidas de seguridad necesarias para proteger a su familia y solo un 2,23 por ciento pudieron hacerlo en una segunda residencia o vivienda vacía de un familiar.
Según Satse, todos estos datos "ponen en evidencia la grave repercusión que ha tenido en la vida personal y familiar de los fisioterapeutas el tener que enfrentarse a una crisis de salud pública sin precedentes en nuestra historia reciente, haciéndolo, además, en muchos casos, sin los recursos y medios de necesarios".
En concreto, estos profesionales suspendieron con un 3 sobre 10 la cantidad y calidad del material de protección que tuvieron a su disposición a la hora de trabajar en las semanas de la emergencia sanitaria, viéndose obligados seis de cada diez a reutilizar las mascarillas FPP-2 o FPP-3 para atender a las personas infectadas.