MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
En el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS)celebrado de octubre, las administraciones autonómicas se comprometieron a adaptar las instrucciones de acceso a las residencias para evitar exclusiones discriminatorias hacia las personas con el VIH, sin embargo la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) denuncia que aún no se ha implementado esta medida, por lo que exige a las CCAA que garanticen su acceso a los mayores con VIH.
"Esta es una medida muy positiva pero ahora falta lo más importante, implementarla", ha reivindicado el coordinador de VIH de FELGTB, Juan Diego Ramos, en un acto organizado para conmemorar el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra este domingo 1 de diciembre.
"Las personas que fueron diagnosticadas de VIH en la época en la que no se sabía nada de la enfermedad y que sobrevivieron están llegando ahora a la tercera edad y lo hacen en situación de especial vulnerabilidad. No podemos seguir dejándolas desatendidas", ha asegurado.
Según han señalado, sobre todo se trata de mujeres trans y de hombres gais y bisexuales que sufren las secuelas de la altísima toxicidad de las primeras medicaciones y un envejecimiento prematuro, además de dramas emocionales como el rechazo familiar, el duelo por la muerte de amistades debido al VIH y la discriminación social y laboral debido al estigma. "Por eso, exigimos que se adopten medidas con carácter urgente que garanticen la correcta atención socio-sanitaria de estas personas", ha añadido Ramos.
Por otro lado, el secretario de Organización de FELGTB, Loren González, ha solicitado la implementación urgente del Pacto Social por la No Discriminación y la Igualdad de Trato asociada al VIH desde una perspectiva de género y con especial atención a las realidades más vulnerables, para "erradicar el estigma y la serofobia".
Además, entre otras medidas, ha demandado la retirada de la catalogación del VIH/sida como "enfermedad infecto-contagiosa" en toda la literatura oficial y reglamentación española y la inclusión de esta modificación en toda la legislación relativa al acceso de bienes y servicios ya que se ha demostrado que las personas con carga viral indetectable no transmiten el virus a otras personas".
VIVIR CON VIH EN LOS AÑOS 90
Miryam Amaya, Kike Poveda y Quim Roqueta, han participado en el encuentro, en el que han contado cómo vivieron ser diagnosticadas en los años 90. Así, Amaya ha recordado que empezó a oír hablar del VIH cuando apareció en América pero que creyó que nunca llegaría a España. "Sin embargo, comenzaron a surgir casos sin que nadie tuviera información sobre lo que suponía, ni sobre cómo se transmitía", ha explicado, al tiempo que ha recordado el gran rechazo que sufrieron las personas VIH por parte del resto de la sociedad.
Por su parte, Quim Roqueta ha recordado lo duro que fue vivir con VIH en los años 90. "Existían grupos de apoyo, pero ibas, hacías amistad con alguien y a la siguiente semana igual volvías y esa persona había muerto", ha relatado. Además, ha destacado el peso del "estigma" y los efectos secundarios de la medicación, que "eran tan fuertes que había gente que se suicidaba".
Asimismo, ha denunciado que las personas supervivientes, además de sufrir un envejecimiento prematuro como consecuencia de la toxicidad de las primeras medicaciones, han tenido un proceso vital tan duro que actualmente sufren otro tipo de secuelas emocionales y psicológicas, como ansiedad u otros trastornos mentales que no se están teniendo en cuenta a la hora de permitirles acceder a una jubilación anticipada.
Finalmente, Poveda ha explicado que, tal y como refleja el manifiesto SuperVIHvientes, la supervivencia al VIH lleva asociada, en la mayoría de los casos, una serie de secuelas relacionadas con acontecimientos traumáticos como vivir mucho tiempo bajo la presión de padecer una enfermedad mortal, el padecimiento de enfermedades definitorias del sida, la gran cantidad de pérdidas en el entorno social, los duelos asociados y los efectos del estigma y la discriminación.
"Estas secuelas son similares a las derivadas del síndrome post-traumático: depresión, ansiedad, adormecimiento emocional, fuertes sentimientos de ira, sentimiento de culpabilidad o insomnio, entre otras. Se presentan con mayor o menos intensidad, con frecuencia combinadas entre sí y colocan a las personas que las sufren en una situación de gran vulnerabilidad", ha asegurado.