NUEVA YORK, 21 Ene. (Reuters/EP) -
La Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) ha autorizado el uso del popular tratamiento antiarrugas 'Botox', comercializado por Allergan', como alternativa terapéutica para pacientes adultos con vejiga hiperactiva que no responden a otras opciones.
La sustancia se inyecta en el músculo de la vejiga haciendo que ésta se relaje, lo que aumenta su capacidad de almacenamiento y minimiza los episodios de incontinencia urinaria o filtración. El tratamiento puede repetirse cuando el efecto desaparece, pero dejando al menos 12 semanas entre ambos tratamientos.
"Los estudios clínicos han demostrado la capacidad del Bótox para reducir significativamente la frecuencia de la incontinencia urinaria", ha explicado Hylton Joffe, director de la División de Productos Urológicos y de Reproducción de la FDA, quien confía en que esta aprobación suponga una opción de tratamiento adicional a las ya existentes para tratar este trastorno, que afecta a alrededor de 33 millones de personas en Estados Unidos.
El 'Botox' ya ha sido aprobado para otros usos no cosméticos, tales como dolores de cabeza por migraña, sudoración intensa en las axilas y la pérdida de control de la vejiga por un daño del nervio.
Allergan, que todavía tiene que informar sobre los resultados financieros de 2012, ya ha anunciado que las ventas de 'Botox' podrían haber aumentado en el último año pasando de los 1.760 millones de dólares (unos 1.322 millones de euros) a los 1.800 millones (unos 1.350 millones euros), por lo que tras esta última aprobación se prevé que las ventas el próximo año aumenten hasta los 2.000 millones (unos 1.502 millones de euros).
Los efectos secundarios más frecuentes del 'Botox' notificados en los ensayos clínicos previos a esta autorización han sido infecciones del tracto urinario, dolor al orinar, y vaciado incompleto de la vejiga o retención urinaria.
Asimismo, la FDA recuerda que las personas que reciban este tratamiento no deben tener una infección en el tracto urinario y deben tomar antibióticos antes, durante y durante unos días después de su uso, para así reducir el riesgo de desarrollar una infección.