MADRID 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) ha presentado este miércoles una propuesta para la elaboración de un catálogo que recoja los servicios profesionales que pueden ofrecer los farmacéuticos desde la oficina de farmacia, además de la dispensación de medicamentos, para que estos sean "convenientemente retribuidos".
"Tenemos que cuantificar lo que hacemos y lo que podemos hacer, y demostrar su efectividad", ha destacado el vicepresidente de esta entidad, Vicente Baixauli, que considera que esto es necesario para luego "poder poner en valor esos servicios" de cara a la ciudadanía y las autoridades sanitarias.
La propuesta de este catálogo de prestaciones y su retribución económica surge tras la progresiva reducción del margen de beneficio que estos profesionales obtienen por la venta de medicamentos y productos sanitarios y ante el "conflicto de intereses" entre su actuación profesional y su retribución.
Además, entienden que los farmacéuticos son una "extensa e infrautilizada red" que puede colaborar en muhcas necesidades sanitarias, como las derivadas del uso extendido de los medicamentos (mediante el control del cumplimiento terapéutico) o la lucha contra la morbimortalidad que puede causar el uso no racional de los mismos.
"Somos la puerta de entrada más utilizada al sistema sanitario, con un amplio horario y sin necesidad de llamarnos para pedir cita previa", ha argumentado la coordinadora de la Comisión de Servicios Profesionales de esta sociedad científica, Sonia Sáenz de Buruaga.
De hecho, esta experta ha recordado que las farmacias ya prestan servicios relacionados con el medicamento y la salud pública a pesar de que muchas veces no hay colaboración ni financiación por parte de las administraciones. "El todo gratis se va a acabar, necesitamos que la sociedad nos valore", ha dicho.
El catálogo de servicios que plantea SEFAC incluye todos aquellos relacionados con el medicamento y los productos sanitarios, entre los que estarían la indicación terapéutica, la ayuda en la deshabituación (al tabaco o las benzodiacepinas, por ejemplo), el manejo de medicamentos complejos, la revisión de farmacoterapia, seguimiento farmacoterapéutico en pacientes crónicos o servicio de recogida selectiva de residuos de medicamentos.
Por otro lado, también recogería todos aquellos servicios que contribuyen a la prevención, promoción y protección de la salud pública y la educación sanitaria, como la medición de parámetros antropométricos, fisiológicos y clínicos (perímetro abdominal, peso, presión arterial, etc.); asesoramiento en vacunación; campañas de prevención de enfermedades y promoción de la salud; recomendaciones dietéticas y nutricionales, o cribado de enfermedades ocultas (diabetes, hipertensión, VIH, etc.)
Todos estos servicios, según ha explicado Sáenz de Buruaga, deben estar "claramente definidos, caracterizados y actualizados", y han de ser prestados por farmacéuticos capacitados mediante una certificación externa que garantice la correcta disponibilidad de los mismos.
PAGADOS POR PACIENTES O ADMINISTRACIÓN
Sobre su retribución, SEFAC no se pronuncia si estos servicios deben ser pagados por los propios pacientes, por las administraciones sanitarias o mediante sistemas mixtos de aportación, el llamado copago.
En cualquier caso, ha apuntado esta experta, la retribución debería ser "acorde con los objetivos, procedimientos, recursos y resultados" que ofrezca cada servicio y, en caso de ser considerado como esencial por la Administración, la aportación económica debería ser "la misma en todo el territorio nacional".
Además, han matizado que entre estos servicios no se incluirían otros relacionados con el concepto de salud y bienestar en su sentido más amplio, tales como la utilización de cabinas de cosmética, visitas de esteticistas, realización de depilaciones, gabinetes de podólogos o de higienistas dentales.
"Este tipo de servicios, junto a la venta indiscriminada de productos que carecen de una función sanitaria, alejados de los medicamentos y productos sanitarios, pueden generar una imagen exterior de la farmacia poco relacionada con los valores que justifican la existencia de esta profesión", según aseguran desde la entidad.