La falta de ejercicio en niños y malos hábitos nutricionales se relacionan con un retraso psicológico, según un estudio

Actualizado: jueves, 4 diciembre 2008 12:16


OVIEDO, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -

Un estudio en el que han participado niños y pediatras asturianos revela que la falta de ejercicio y los malos hábitos nutricionales se relacionan con un retraso psicológico y emocional.

Otra de las conclusioens del estudio es que los menores con sobrepeso tienden a tener dificultades en el desarrollo psicológico y muestran síntomas de ansiedad y depresión. En este sentido, estos niños podrían tener riesgo de presentar trastornos de conducta alimentaria en la adolescencia.

Los menores del estudio que realizan menos actividad física pueden presentar, entre otros, retrasos en el desarrollo psicológico como dificultades para relacionarse con los demás, problemas de motricidad y un mayor nivel de ansiedad.

Los resultados del estudio se han presentado en la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). El libro 'Psicología y Nutrición' ha sido promovido por Kellogg*s e incluye el estudio donde por primera vez se evidencian importantes relaciones entre factores psicológicos, nutricionales y de actividad física en la población infanto juvenil.

En dicho estudio han participado un total de 430 niños (de edades comprendidas entre 4 y 14 años), a quienes, pediatras de Atención Primaria les han aplicado por primera vez en sus consultas el Test Krece Plus, herramienta avalada por la Asociación Española de Pediatría y promovida por Kellogg's.

Los datos del test nutricional ponen de manifiesto que hay un número considerable de niños con problemas de nutrición, ya que hasta un 49% de los niños estudiados se encuentran en un nivel medio o bajo de nutrición (19% y 24%, respectivamente). Además, según el estudio, en la muestra estudiada se observa una prevalencia de niños con sobrepeso y obesidad del 16%.

Los resultados han reflejado que estos niños con mayor índice de masa corporal (IMC) tienen una puntuación más baja y presentan ciertas anomalías en el test psicológico, donde se evalúa la motricidad, el desarrollo cognitivo y lingüístico y las relaciones sociales y afectivas.

En este sentido, a mayor peso se percibe un retraso en las funciones nerviosas y musculares y deficiencias en las habilidades sociales y de autonomía personal, así como, trastornos afectivos, de comportamiento y personalidad.