MADRID, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) denuncia que España es uno de los países con la carga impositiva sobre bebidas alcohólicas más baja y, por ello, pide revisar e incrementar su fiscalidad, ligándola además al contenido de alcohol de cada producto.
Esta sociedad científica cree que la situación en España es "peculiar" porque el vino tiene un tipo cero en el impuesto sobre bebidas alcohólicas (algo que pasa también en otros países viticultores como Italia o Alemania) y se grava tan solo con el IVA. Mientras que la cerveza tiene un tipo muy bajo y los destilados y licores un tipo mayor, pero "relativamente bajo en comparación con otros países".
No obstante, recuerda que en algunos países nórdicos como Suecia o Noruega los impuestos aplicados ya son directamente proporcionales al contenido absoluto de alcohol de las bebidas, y esto tiene efectos disuasorios sobre el consumo de alcohol.
De hecho, hay datos de que las personas con dependencia consumen preferentemente las bebidas de menor coste por gramo de alcohol (independientemente de su graduación).
En cualquier caso, SESPAS defiende que España está en la franja más baja entre los países de nuestro entorno y, por ello, hay un "amplio margen para reforzar" la fiscalidad sobre el alcohol si se demuestra que esta resulta en una reducción en el consumo.
Según han explicado en un comunicado, el impuesto es efectivo en la medida en que, "además de recaudar, contribuye a disminuir el volumen consumido y se garantiza que no hay efectos significativos sobre la equidad".
De hecho, recuerdan que con el alcohol ya se ha demostrado que un aumento del impuesto sobre las bebidas alcohólicas derivaría en una subida del precio de las mismas, y el impacto sobre la demanda se segmentará según el tipo de consumidores.
ESPECIALMENTE EFECTIVO EN JÓVENES
La literatura existente señala además que la subida de los impuestos resulta especialmente efectiva en la reducción del consumo entre los jóvenes (incrementa las probabilidades de abandono del hábito entre los que ya consumen, reduce el consumo medio y las posibilidades de iniciación), y en consecuencia, genera menores daños a la salud.
Además, en un mercado que cuenta con un "amplio abanico de precios", el efecto del incremento de los impuestos puede verse amortiguado por la sustitución hacia productos alcohólicos más baratos, e incluso la sustitución de bienes básicos como alimentos por bebidas alcohólicas.
Dado el carácter complementario entre el consumo de alcohol y tabaco, un incremento en los impuestos podría también evitar simultáneamente el inicio en el consumo de ambas sustancias.
Y en un momento en que los gobiernos precisan mantener los ingresos fiscales para preservar los servicios públicos y las políticas sociales, incrementar la carga impositiva sobre las bebidas alcohólicas permitiría aumentar los recursos públicos, como ha planteado recientemente el Comité de Expertos designado por el Ministerio de Hacienda para asesorar una posible reforma fiscal.