Los expertos recomiendan no utilizar antibióticos contra la mucosidad coloreada típica del resfriado

Actualizado: viernes, 21 julio 2006 13:00

MADRID, 21 Jul. (EUROPA PRES) -

Los pacientes con rinitis aguda purulenta, aquellos que sufren de mucosidad nasal coloreada que suele ser característica en los resfriados, no deberían ser tratados con antibióticos, según expertos de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda). Los investigadores realizaron una revisión de estudios que mostraba que, aunque los pacientes podían beneficiarse de estos medicamentos, por cada uno de ellos en el que el tratamiento funcionaba seis no obtenían resultados. Su estudio se publica en la edición digital de la revista 'British Medical Journal'.

Los médicos de familia suelen recetar antibióticos para las infecciones del tracto respiratorio con descarga nasal purulenta. Los investigadores buscaron literatura científica sobre ensayos que compararan antibióticos con placebo en el caso de la rinitis purulenta. Identificaron siete ensayos y al combinar los resultados descubrieron que los antibióticos podrían ser beneficiosos para estos pacientes.

La revisión de trabajos mostraba que en el mejor de los casos al menos seis pacientes no se beneficiaban de los fármacos por cada uno que sí lo hacía.

Los efectos perjudiciales que se atribuyeron a los antibióticos fueron principalmente vómitos, diarrea y dolor abdominal, aunque también se incluyeron erupciones e hiperactividad. En el grupo que no tomó los antibióticos no se produjeron graves complicaciones, lo que es coherente con la visión médica de que el trastorno no es grave.

Según los autores del trabajo, los antibióticos son probablemente eficaces para la rinitis purulenta aguda aunque la mayoría de pacientes podrían mejorar sin estos fármacos.

Aunque, estos descubrimientos difieren con la recomendación de las guías médicas de no recetar antibióticos en estos casos, los autores apoyan la idea de no proporcionar a los pacientes estos medicamentos como primera línea de tratamiento y sugieren que los antibióticos deberían utilizarse sólo cuando los síntomas hubieran persistido a largo plazo como para preocupar a padres o pacientes.