MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Viatris para la Salud, con el aval de la Coordinadora Española de Asociaciones de Espondiloartritis (CEADE), la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis) y la Liga Reumatológica Española (LIRE), ha pedido un abordaje específico de género en enfermedades reumáticas para atajar carencias y lograr que la atención de los pacientes sea más eficaz.
Así lo plantean en las guías 'El abordaje integral de la Artritis Reumatoide en las Mujeres. Propuesta de consenso' y 'Espondilitis Anquilosante en las Mujeres. Propuesta de consenso', de las que un grupo de destacados expertos a nivel nacional ha extraído 22 recomendaciones para mejorar la atención integral de las mujeres con estas afecciones.
"Estas guías responden a las inquietudes manifestadas por las propias asociaciones de pacientes y buscan, no sólo abordar de forma conjunta el análisis de la situación, sino, además, dar notoriedad al hecho de la morbilidad diferencial en la enfermedades reumáticas, un empeño con el que la Fundación está firmemente comprometida, y aportar una serie de recomendaciones que buscan una mejora significativa en el abordaje de estas enfermedades", ha comentado el director de la Fundación Viatris para la Salud, Javier Anitua.
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune, inflamatoria, crónica y con un importante impacto en la vida diaria de quienes la padecen. Afecta de forma específica a las articulaciones, pero también puede llegar a impactar a nivel cardiovascular, pulmonar, dermatológico, oftalmológico o al adecuado funcionamiento renal, entre otros.
En España se estima que afecta a 200.000 personas, de las que tres cuartos, son mujeres. Es decir, la AR afecta de forma mayoritaria a las mujeres, presentándose en tres mujeres por cada hombre.
La 'Guía de Práctica Clínica para el Manejo de los Pacientes con Artritis Reumatoide' de la Sociedad Española de Reumatología identifica el sexo femenino como uno de los factores de mal pronóstico de esta enfermedad. Y es que las mujeres con AR presentan un perfil diferente de comorbilidades del que presentan los hombres: mayor prevalencia de depresión y osteoporosis; incremento de hipotiroidismo o hipertiroidismo, o deficiencia de Vitamina D.
Además, se ha podido comprobar que antes del desarrollo de la AR se pueden apreciar comorbilidades como inmunodeficiencias, enfermedades infecciosas y parasitarias, diabetes tipo II, hipertensión, fibrilación y angina de pecho, que no hacen sino aumentar una vez diagnosticada.
Esta guía identifica necesidades concretas con enfoque de género en el diagnóstico precoz, en el seguimiento de las mujeres, en su tratamiento y en una serie de cuestiones no clínicas, además, realiza una serie de recomendaciones en relación a esta enfermedad.
Entre estas recomendaciones destacan la formación a los profesionales de Atención Primaria, apostar por modelos de datos que permitan establecer un sistema de alertas ante consultas recurrentes de un mismo paciente por los mismos síntomas, establecer vías clínicas para consulta o derivación rápida, formación a las pacientes tras el diagnóstico, la vigilancia de comorbilidades, la atención específica a mujeres en edad fértil, reforzar el papel de la enfermería, establecer mecanismos de coordinación entre la esfera sanitaria y la esfera social que mejoren la atención integral a las pacientes en circunstancias especiales, seguimiento específico de la adherencia terapéutica, establecer programas para la atención específica de las pacientes de AR que además ejercen de cuidadoras, entre otras.
Las espondilopatías (EspA) son un grupo de enfermedades inflamatorias sistémicas crónicas, de etiología desconocida y que afectan primariamente al esqueleto axial (articulaciones sacroilíacas y raquis) y las entesis.
Una de estas enfermedades es la Espondilitis Anquilosante (EA), que pese a tener una prevalencia similar a la AR, presenta en una relación inversa por género, tres hombres por cada mujer.
Uno de los principales retos que enfrenta esta patología es el diagnóstico precoz (para incidir sobre un mejor pronóstico), pero "precisamente porque no se piensa que las mujeres puedan padecer la enfermedad, ante un dolor en la columna o a nivel sacroilíaco, es probable que se atribuya el dolor a otras causas más que pensar en el inicio de la presentación de una EA". "Aunque el hecho de que existan diferencias entre los sexos en el momento de iniciar la enfermedad no implica que existan estrategias diagnósticas diferentes", ha añadido.
Varios estudios subrayan la relación existente entre el retraso de la primera visita con el reumatólogo con el daño estructural articular y con una peor respuesta al tratamiento con Fármacos Modificadores de la Enfermedad. Por tanto, consideran que la sospecha, el diagnóstico precoz y la derivación temprana a Reumatología son claves en la evolución de la enfermedad.
Además de la necesidad de la mejora en el diagnóstico, los expertos identifican otra serie de necesidades para el manejo de mujeres con EA, como pueden ser: la formación a profesionales sanitarios y pacientes, atención específica a mujeres en edad fértil, más investigación con enfoque de género, programas de vigilancia de la adherencia terapéutica, programas de medición de resultados en salud o tener en cuenta en el seguimiento de estas pacientes que muchas de ellas ejercen además como cuidadoras de la familia, hijos o personas dependientes.