MADRID, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los médicos de familia deberían encargarse del control y el seguimiento del 90-95 por ciento de los casos de gota, ya que "se trata de una enfermedad que se puede curar con el tratamiento adecuado y la adherencia al mismo", y se deberían derivar sólo "aquellos afectados en los que con dicho tratamiento estándar no alcanzasen el objetivo terapéutico, como podrían ser pacientes con comorbilidades importantes" como insuficiencia renal, trasplantados, etcétera, según ha explicado César Díaz, del Servicio de Reumatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y uno de los coordinadores de 'ReumAPtopics', VIII Jornada de Reumatología para médicos de Atención Primaria.
Durante la jornada, organizada por la Sociedad Española de Reumatología (SER), con la colaboración de Menarini, Díaz ha señalado que "según datos de estudios publicados recientemente, se estima que aproximadamente un 30 por ciento de los pacientes con gota no se tratan, y de los que se tratan no llega al 40 por ciento los que consiguen alcanzar el objetivo terapéutico".
La gota es una enfermedad reumática (provocada por el acúmulo de los cristales de urato en las articulaciones) que, aunque en la mayoría de pacientes es fácil de tratar, tanto en atención especializada como en Atención Primaria, los datos indican que el manejo es deficiente en más del 50 por ciento de casos.
Por su parte, el especialista de Medicina Familiar y Comunitaria en la Unidad de Gestión Clínica El Limonar y también uno de los coordinadores del encuentro 'ReumAPtopics', Sergio Giménez, ha calificado como "primordial" el papel de los médicos de familia a nivel de seguimiento del paciente con gota en diversos aspectos como sería la educación del paciente, recomendando dieta, pérdida de peso y abstinencia de alcohol, así como la prescripcion de ejercicios y la modificación de otros hábitos no saludables.
"El médico de familia puede controlar en línea general al paciente con hiperuricemia o que presente crisis gotosa, estableciendo una primera línea de tratamiento y realizando los controles preceptivos y pruebas protocolizadas", ha añadido Giménez.
Por ello, ambos coinciden en señalar que "al mejorar la formación de los médicos de Atención Primaria en el manejo de la gota, se conseguiría que los pacientes tuvieran menos ataques y también se lograría disminuir su riesgo cardiovascular y proteger su función renal".
En concreto, en España se estima que el 2,4 por ciento de la población sufre gota, lo que supone cerca de 880.000 afectados, según los resultados del estudio de prevalencia sobre las enfermedades reumáticas en población adulta en España de la Sociedad Española de Reumatología (EPISER).
No obstante, "a pesar de su alta prevalencia, esta enfermedad no ha despertado el interés que merece, siendo además una patología inflamatoria sistémica que asocia comorbilidades graves".
En este sentido, Díaz ha insistido en que "es importante concienciar a la población de que es una enfermedad crónica, no es autoinfligida y su causa de mayor peso es genética, por lo que la dieta no tiene un peso tan importante como se pensaba anteriormente, aunque sí que se recomienda seguir una dieta mediterránea".
Asimismo, Giménez ha indicado que "el diagnóstico precoz de las enfermedades reumáticas ha mejorado y el médico de familia deriva más y antes, pero sigue siendo muy insuficiente, de ahí la importancia de llevar a cabo formaciones con el objetivo de mejorar sus conocimientos en este y otros ámbitos".
El médico de familia ha añadido que se debe estar en alerta ante situaciones que no podrían ser banales y sospechar un proceso que requeriría diagnóstico precoz y derivación, lo cual debería ser fundamental para afrontar con éxito patologías que requieren un tratamiento temprano y muy específico.