MADRID 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Expertos en Nefrología han avisado de la importancia que tiene mantener el tratamiento inmunosupresor para prevenir el rechazo por anticuerpos del trasplante renal. Estas afirmaciones las han realizado en la jornada 'Redefiniendo las causas de pérdida del injerto desde el punto de vista de la inmunosupresión' que ha tenido lugar durante el II Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, bajo el patrocinio de Astellas Pharma.
En concreto, los pacientes de alto riesgo inmunológico son aquellos que tienen mayor probabilidad de tener un rechazo agudo celular o humoral. Además, este alto riesgo se puede dar por presentar el paciente tenga anticuerpos anti-HLA antes del trasplante porque se somete a un segundo injerto o porque se le han realizado numerosas trasfusiones.
"Hay que ajustar la inmunosupresión a los riesgos inmunológicos de cada paciente", ha explicado presidente de la Sociedad Madrileña de Trasplante, miembro del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre y moderador del simposio, José María Morales.
Por tanto, la falta del cumplimiento adecuado de este tratamiento es la razón más importante para la aparición de rechazo tardío mediado por anticuerpos. Y es que, la minimización excesiva de los inmunosupresores se asocia a la inflamación del injerto que, a su vez, se asocia a una peor evolución del injerto. "Se ha descrito una asociación entre la aparición precoz de inflamación y un mayor riesgo de desarrollo de rechazo humoral tardío", ha explicado el jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Vall D'Hebrón (Barcelona), Daniel Serón.
CAUSAS DE PÉRDIDA DE INJERTO
Asimismo, durante la jornada se han redefinido las causas de pérdida de injerto desde el punto de vista de la inmunosupresión. "Antes se pensaba que la nefrotoxicidad por tacrolimus o ciclosporina era un factor fundamental para pérdida de injerto, pero actualmente se sabe que esta nefrotoxicidad es menos importante de lo que se pensaba", ha asegurado Morales.
Por su parte, el especialista del departamento de Nefrología y Trasplante del Hospital Universitario de Malmö (Suecia), Henrik Ekberg, ha recordado los buenos datos de función renal y supervivencia conseguidos con tacrolimus y ha aseverado que esta nueva formulación, de una vez al día, facilita el cumplimiento del tratamiento inmunosupresor. "Gracias a esto y a la menor variabilidad en los niveles tacrolimus con los que parece que se asocia, hacen que ésta sea una buena opción en cuanto a resultados a largo plazo", ha recalcado.
En este sentido, recientes investigaciones han indicado que la sustitución del anticalcineurínico por un inhibidor de 'mTOR' se asocia a un mayor riesgo de aparición de anticuerpos después del trasplante y a un riesgo incrementado de rechazo humoral. Además, según ha explicado Serón, la terapia con tacrolimus es "eficaz" para prevenir el rechazo y la inflamación del injerto tal como muestran los estudios de biopsias de protocolo.
Por su parte, Morales ha subrayado la importancia de ver las biopsias adecuadamente ya que, ha puntualizado, en las biopsias de protocolo se ha visto que la existencia de inflamación es un factor de mal pronóstico y, por tanto, hay que frenar la inflamación que produce actividad inmunológica.
INDIVIDUALIZACIÓN DEL TRATAMIENTO
Ofrecer un tratamiento individualizado en función de las características del paciente es una de las metas de los expertos en esta materia, por lo que para conocer el pronóstico del trasplante es importante determinar los anticuerpos anti-HLA. Además, su detección antes del trasplante es clave para evitar el rechazo del injerto y post-trasplante e indica a menudo una disminución excesiva de la inmunosupresión.
"La monitorización de anticuerpos anti-HLA en todos los pacientes, de manera rutinaria y cada vez que se realiza una biopsia es, desde el punto de vista teórico, ventajoso ya que permitiría detectar a los pacientes en riesgo de padecer un rechazo humoral y podría favorecer la instauración de tratamientos antes de que apareciese daño tisular", ha zanjado Serón.