MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
El estrés crónico físico y psíquico "ha allanado el camino al avance de la pandemia, no tanto en cuanto a posibilidades de contraer la enfermedad pero sí al favorecer las complicaciones provocadas por el virus, y también al alargar los tiempos de recuperación en un gran porcentaje de pacientes", según ha manifestado el director médico de Equisalud, el doctor Jorge Angel, durante su intervención en el II Congreso 'Apoyo emocional y neurológico en estados pre y postcovid-19'.
"Que el estrés debilita nuestras defensas está ya más que demostrado", explica el doctor Angel, que puntualiza que se entiende por estrés en este caso tanto a las personas preocupadas por la posibilidad de contagiarse, como a las que están sometidas a un estrés más cotidiano por motivos laborales o económicos. "La consecuencia de estas situaciones es el debilitamiento del sistema inmune, lo cual conlleva un estado inflamatorio general del organismo, detectable mediante marcadores de inflamación en una sencilla analítica de sangre".
Inflamación y estados depresivos van de la mano con frecuencia en pacientes pre y postcovid-19, según este experto, "y de hecho una de las causas de la depresión es la inflamación en el cerebro", indica. En estos casos, el doctor Angel recomienda, además de los tratamientos convencionales, el apoyo con complementos alimenticios basados en plantas adaptógenas, como la ashwagandha o el hipérico, como apoyo al estrés, la fatiga y la ansiedad.
"El cansancio crónico incluso semanas después de haber superado el virus es otra de las secuelas descritas, y este tipo de fitoterapia puede ser muy útil para esos pacientes", según el director médico de Equisalud. "Se ha visto que el SARS-CoV-2 afecta a la producción de energía a nivel mitocondrial, por lo que también es recomendable apoyar con magnesio, zinc o melatonina, entre otros complementos alimenticios", indica.
EXPERIENCIAS PREVIAS CON OTROS VIRUS TIPO SARS
El Dr. Angel también ha hecho hincapié durante el congreso en la necesidad de aprender de otras pandemias en el pasado por virus tipo influenza y SARS. "Por ejemplo, hubo equipos de cuidados intensivos que, además de fármacos, utilizaron vitaminas como la vitamina C o el complejo B, y obtuvieron resultados de menor mortalidad y menos tiempo en UCI", señala.
También se ha referido a la experiencia de deportistas de alto rendimiento, que por definición tienen un sistema inmune debilitado debido al esfuerzo continuo e intenso al que someten a su organismo. "Estos deportistas suelen estar rodeados de equipos que estudian y analizan todas sus necesidades, y es frecuente ver cómo recurren a soluciones como los complementos alimenticios y otras más tradicionales, como sueño temprano o baños de agua caliente", ha señalado. "Es cierto que falta evidencia científica para evaluar la efectividad de los baños de agua caliente o de contrastes para apoyar el sistema inmune, pero cuando se usan tradicionalmente en todas las culturas es porque evidentemente funcionan", aclara.