Asegura que drogas legales como el alcohol o los tranquilizantes son "las más difíciles de rehabilitar"
MADRID, 10 Ago. (EUROPA PRESS) -
El verano es la época en muchas personas con problemas de adicción a las drogas se deciden a pedir ayuda en centros de desintoxicación. La mayoría son jóvenes que consumen cocaína sin control los fines de semana, pero también acuden a estas consultas muchos adictos al trabajo que usan a diario la 'coca' para mantener su ritmo de vida o víctimas de las drogas legales que, por problemas psiquiátricos como la hiperactividad o por las dietas milagro, llevan demasiado tiempo ya consumiendo alcohol, anfetaminas o tranquilizantes.
Esta es la experiencia de Yolanda Antona, directora de admisión de los servicios de educación y rehabilitación de drogas de Narconon (http://www.narcononlm.com), una asociación no lucrativa que trabaja con tres centros en España --uno en Madrid y dos en Andalucía-- y que en países como Dinamarca cuenta con subvenciones estatales y programa oficial de rehabilitación reconocido. Antona, que cuenta también con la sabiduría que da superar el problema del que ella misma asesora, pertenece a la sede de Narconon en los Molinos, Madrid.
La experta aseguró a Europa Press que aunque desconoce los motivos, en verano aumenta el número de los que se hacen conscientes de su problema y piden ayuda en Narconon. "La mayoría son personas con problemas con la cocaína, jóvenes sobre todo a los que sus familias han notado los efectos del consumo de cocaína en fin de semana, pero también tenemos muchas personas que acuden por consumo de alcohol, tranquilizantes o anfetaminas para adelgazar", explicó.
"Las drogas legales son las más difíciles de rehabilitar porque en muchos casos las receta el médico a edades muy tempranas o porque como el alcohol, se ve en todos lados, es difícil no verlo", apuntó la responsable de Narconon, que asegura haber visto en el centro muchas personas que comenzaron a tomar tranquilizantes desde niños por problemas de hiperactividad y que hoy en día, son adultos con problemas de adicción tremendamente complicados de superar. "Si llevan mucho tiempo diciéndote que si no tomas pastillas te vas a volver loco, que no sirves para nada, acabas por creerlo", asevera.
MENTIRAS Y AGRESIVIDAD, LA VOZ DE ALARMA.
La adicción a la cocaína es "otra historia". Quienes están enganchados "ven normal" consumir esta droga "porque todo el mundo lo hace y físicamente no se nota como se notaba la heroína". "Los consumidores de cocaína pueden seguir trabajando sin que nadie se entere de su problema", reconoce Antona, que advierte sin embargo que son otros cambios los que dan la voz de alarma.
"El que consume se vuelve mentiroso, muy mentiroso. De 10 cosas que dice 11 son mentira. Se vuelven más agresivos y paranoico, muchos creen que sus parejas les están siendo infieles sin que sea verdad. Pierden mucho el sentido de la realidad e intentan evadirse de todos los problemas, no los enfrentan", comenta la directora de admisión de Narconon, que asegura que son los padres y en su caso las parejas quienes se percatan del problema e intentan actuar.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del entorno, que suelen dar sus frutos sólo cuando se trata de jóvenes y adolescentes, son los drogodependientes quienes tienen que dar el primer paso. "En jóvenes consumidores de fin de semana el problema se nota más por el bajón que sufren al no consumir y por las broncas con la familia, en aquellos de consumo diario, que suelen ser adultos de treinta y tantos, es más difícil darse cuenta del problema, del que ellos se percatan porque se sienten deprimidos y con baja autoestima", dice.
Una vez en el centro, los programas de desintoxicación, basados en saunas que eliminan la droga del organismo y de terapias psicológicas personalizadas, resultan ser "muy efectivos" y logran que "en una media de siete meses", la persona pueda retomar las riendas de su vida. "Se trata de reeducar a la persona con ejercicios para que afronte los problemas y recobre su autocontrol. Esto dura una media de siete meses, pero depende de la persona", advierte sobre una terapia que se emplea en centros de 60 países de todo el mundo.