BAEZA (JAEN), 24 (EUROPA PRESS)
La presidenta de la Asociación Madrileña de Neuropsicología y profesora del departamento de Psicología Básica de la Universidad Complutense de Madrid, Sara Fernández Guinea, destacó hoy la importancia de que se enseñe a los pacientes de Alzheimer a potenciar esas capacidades que no se deterioran con el avance de la enfermedad y que se conservan hasta en la etapa final, puesto que pueden mejorar la calidad de vida del afectado y sus familiares.
En declaraciones a Europa Press, Fernández Guinea citó entre esas capacidades la de la lectura, la facilidad de repetición o la comprensión y actuación gestual, aptitudes básicas que "si se les enseña a utilizar desde la aparición de los primeros síntomas, se podrán utilizar hasta el final", puntualizó.
En ese sentido, consideró que, además del tratamiento farmacológico, son muy importantes otro tipo de ejercicios y actividades que puedan retrasar los síntomas, puesto que los medicamentos "tienen una eficacia al inicio de la enfermedad", calculada entre seis y ocho meses en la que aumenta la atención y la concentración del paciente, por lo que en esos momentos hay que aprovechar para hacer intervenciones psicológicas con el fin de enseñar al enfermo estrategias cognitivas que le permitan "automatizar y manejarse".
Además, aseguró que hay que tener en cuenta que el tratamiento farmacológico en muchos casos no se puede aplicar porque tiene numerosos efectos secundarios, y en esas circunstancias hay que potenciar la intervención neuropsicológica.
Sobre cómo diferenciar los síntomas de la enfermedad de un lógico envejecimiento cognitivo propio de la edad, Fernández Guinea indicó que los problemas de memoria que se presentan en ambos casos responden a "perfiles distintos", puesto que en el Alzheimer, además de pequeños olvidos cotidianos, suelen darse otras limitaciones cognitivas, además de posibles alteraciones del estado de ánimo.
En esa línea, explicó que los primeros síntomas suelen afectar a la orientación espacial y temporal, como no saber en qué día se vive o perderse en lugares habituales; a la memoria, como olvidarse de cosas recientes, no recordar palabras y utilizar circunloquios para expresarse, o la capacidad de resolver situaciones problemáticas, apreciándose cierta rigidez en la actitud ante en ellas.
Sin embargo, físicamente el Alzheimer no presenta síntomas físicos visibles, puesto que no conlleva problemas motores que provoquen signos aparentes y esa es "una de las cuestiones curiosas de esta enfermedad", porque puede parecer que una persona físicamente está normal pero a nivel cognitivo "tiene un problema". "Cuando ya está muy avanzada la enfermedad --detalló-- sí se puede apreciar exteriormente, pero no en las fases iniciales".
Asimismo, Fernández Guinea, que participa esta semana en el curso 'Envejecimiento cognitivo y enfermedad de Alzheimer' organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en Baeza (Jaén), explicó que el Alzheimer es una enfermedad "muy heterogénea", aunque la edad en la que comienza a manifestarse es a los 65 años, siendo más frecuente a partir de los 70 y 80 años.
DETECCIÓN PRECOZ
La presidenta de la Asociación Madrileña de Neuropsicología advirtió de la importancia de la detección precoz del Alzheimer, puesto que permite aplicar una serie de programas de intervención tanto farmacológicos como neuropsicológicos y psicológicos que "retrasarán y aminorarán los síntomas, mejorando la calidad de vida del paciente el mayor tiempo posible".
En ese sentido, subrayó que los medicamentos consiguen postergar y reducir los síntomas y, aunque no los eliminan, consiguen que la persona sea "más autónoma e independiente" y que sus familiares vivan mejor.
Por último, subrayó la incertidumbre que hay todavía sobre las posibles causas de aparición de la enfermedad, aunque consideró que "seguramente se pueda saber más en unos años, puesto que se lleva investigando mucho tiempo al respecto".