MADRID 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
La exposición a luz brillante durante la noche, por ejemplo de las lámparas, ordenadores o incluso tablets, puede provocar problemas de depresión y en el aprendizaje, además de falta de sueño, según una investigación publicada este miércoles en 'Nature'. El motivo es que eleva los niveles de una hormona que genera estrés en el cuerpo, lo que provoca depresión y disminuye la función cognitiva.
"Básicamente, lo que encontramos es que la exposición crónica a la luz brillante, incluso el tipo de luz que hay en la propia sala de estar en casa o en el lugar de trabajo por la noche si se es un trabajador por turnos, eleva los niveles de una hormona del estrés en el cuerpo, lo que genera depresión y disminuye la función cognitiva", explicó Samer Hattar, profesor de biología en la Universidad Johns Hopkins Krieger.
La investigación dirigida por este biólogo muestra unas células especiales en el ojo de los ratones (llamadas células ganglionares de la retina intrínsecamente fotosensibles, o ipRGCs) se activan por la luz brillante, lo que afecta al centro cerebral del estado de ánimo, la memoria y el aprendizaje.
"Los ratones y los seres humanos son en realidad muy similares en muchos aspectos, y uno es que tienen estos ipRGCs en sus ojos, que les afectan de la misma manera --aclara Hattar--. Además, en este estudio, se hace referencia a investigaciones anteriores sobre los seres humanos, que muestran que la luz, en efecto, impacta en el sistema límbico del cerebro humano".
CONCLUSIONES HALLADAS TRAS UNA INVESTIGACIÓN CON RATONES
Los científicos sabían que los días más cortos del invierno hacen que algunas personas desarrollen una forma de depresión conocida como "trastorno afectivo estacional" y que algunos pacientes con esta afección se beneficien del estado de ánimo de "terapia de luz", que es la simple exposición regular a la luz brillante.
Por ello, expusieron a los ratones de laboratorio a un ciclo de 3,5 horas de luz y luego otras 3,5 horas de oscuridad, lo que demostró que, aunque no se interrumpen los ciclos de sueño de los roedores, sí provoca que los animales desarrollen ciertos comportamientos, como depresión, la falta de interés por el azúcar o no estar interesados en buscar placer.
"Además, tampoco aprendieron tan rápido ni recordaron tareas. Los ratones no estaban tan interesados en objetos nuevos de la misma forma que los ratones en un horario regular de ciclo luz-oscuridad", explica el principal responsable de la investigación. Además, los animales tenían niveles elevados de cortisol, una hormona del estrés que se ha relacionado en numerosos estudios previos con problemas de aprendizaje.
Los seres humanos deben tener cuidado con el tipo de exposición prolongada y regular a la luz brillante durante la noche, que es habitual en nuestras vidas, ya que puede tener un efecto negativo sobre nuestro estado de ánimo y la capacidad de aprender, según los autores, que recomiendan usar bombillas de menor intensidad.