MADRID, 13 Dic. (EUROPA PRESS) -
La normativa europea sobre sustancias químicas peligrosas se ha visto condicionada por intereses económicos, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Tecnológica Chalmers y la Universidad de Gotemburgo (Suecia).
La investigación, publicada en la revista científica 'Nature Communications', acusa a los reguladores europeos de "centrarse en sustancias químicas de escasa importancia económica, lo que ha dado lugar a una reducción de los peligros en la Unión menor de la prevista".
"Demostramos que el factor más importante que determina si una sustancia está sujeta a limitaciones y condiciones vinculantes es si se produce en el Espacio Económico Europeo o se importa a él. Es menos probable que los reguladores incluyan una sustancia como peligrosa en la lista de sustancias candidatas extremadamente preocupantes si afecta a los intereses económicos de las empresas europeas", ha afirmado Jessica Coria, profesora asociada de Economía en la Facultad de Economía de la Empresa y Derecho de la Universidad de Gotemburgo.
En 2016, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) estimó que más del 60 por ciento de las sustancias químicas utilizadas en Europa es, de un modo u otro, perjudicial para la salud humana.
La prohibición de una sustancia suele ser un proceso en dos fases. En primer lugar, un Estado miembro o la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos proponen la inclusión de una sustancia concreta en la denominada lista de sustancias candidatas.
A continuación, las sustancias de la lista de sustancias candidatas se someten a un proceso de priorización para su inclusión en la denominada lista de autorización. Una vez que una sustancia figura finalmente en la lista de autorizaciones, se requiere una aprobación especial para todas las formas de uso continuado.
Este estudio muestra que tanto la minimización de riesgos como la cantidad de pruebas científicas disponibles sobre los efectos de las sustancias químicas son de gran importancia en el proceso de regulación. Pero también se observa que las sustancias químicas de escasa importancia económica "se han incluido en la lista a un ritmo mayor del previsto".
"Esto significa que la lista de sustancias candidatas se compone en gran medida de sustancias cuya producción e importación al Espacio Económico Europeo ya había cesado antes de la inclusión, y que varias sustancias incluidas en la lista nunca se habían producido ni importado a la zona. Independientemente del motivo concreto, el resultado es una reducción global del riesgo inferior a la esperada", recoge el estudio.
Erik Kristiansson, otro de los autores de la investigación, ha resaltado que "no es sorprendente que los intereses económicos influyan en las sustancias químicas que se regulan, pero que estos parámetros sean tan significativos como muestra el estudio da motivos para cuestionar la eficacia del sistema a la hora de eliminar sustancias nocivas del mercado".
"Esto podría indicar la necesidad de rediseñar el proceso normativo para garantizar que la peligrosidad se convierta en el factor más importante para la inclusión en la lista de sustancias candidatas y que se incluyan en ella las sustancias químicas peligrosas producidas o importadas en el EEE, aunque afecten a los intereses económicos de las empresas europeas", ha remachado Coria.
La investigación ha analizado cerca de 200.000 artículos científicos para obtener información sobre lo bien estudiadas que están diversas sustancias. También se recopiló información sobre las propiedades toxicológicas de las sustancias químicas, es decir, su nocividad para el ser humano y para el medio ambiente.
Uno de los problemas con los que se han topado los investigadores mientras trabajaban en el estudio es que no se dispone de grandes cantidades de datos. En algunos casos porque los datos se consideran sensibles, pero también porque las empresas no están acostumbradas a que haya interés por sus datos y a menudo tampoco saben lo que se puede conseguir con los métodos estadísticos modernos.
HOGAR SIN TÓXICOS: "HACEN TRAMPAS"
Carlos de Prada, responsable de la iniciativa Hogar sin tóxicos, centrada en reducir la exposición humana a sustancias contaminantes, ha destacado que "obviamente es más fácil adoptar medidas sobre una sustancia tóxica que no se usa en Europa, evitando con ello enfrentarse a unas empresas europeas que tantas veces se resisten con uñas y dientes a la evidencia científica objetiva que alerta sobre los riesgos de muchas sustancias".
"Así se puede aparentar que se regulan muchas sustancias tóxicas sin tener que enfrentarse a la poderosa industria química europea", ha añadido al respecto.
Para este experto, "resulta descorazonador ver cómo instituciones oficiales parecen dedicarse a hacer trampas a la hora de clasificar sustancias tóxicas preocupantes".
"En muchos casos, en lugar de poner el foco sobre sustancias en función de sus riesgos objetivos para la salud de millones de personas, ese foco se ha puesto sobre sustancias a las que es muy difícil que nos expongamos, y que por ello representan un riesgo mucho menor", ha asegurado.