MADRID 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
Elevar los niveles de estrógeno beneficia al 30 por ciento de las mujeres con un cáncer de mama mestastásico que no responde a los tratamientos antiestrógenos tradicionales y en algunas pacientes, consigue que vuelvan a responden a los antiestrógenos, según una investigación realizada por la Universidad de Washington, que se publicará mañana en 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).
Según explicó el autor principal del trabajo, Matthew J. Ellis, oncólogo del Centro de Cáncer Siteman de la Universidad de Washington y del Hospital Barnes-Jewish, "las participantes en el estudio experimentaron una recaída cuando tomaban fármacos antiestrógenos y su enfermedad continuaba avanzando".
"Descubrimos el tratamiento con estrógenos frenó la progresión de la enfermedad en muchas pacientes y fue mucho mejor tolerado de lo que podría haber sido la quimioterapia", indicó el investigador, señalando también que esta terapia cuesta menos de un dólar al día.
Un total de 16 mujeres postmenopaúsicas con cáncer de mama con metástasis participaron en este estudio. Todas fueron inicialmente diagnosticadas de un cáncer con receptor de estrógenos positivo (ER+), lo que significa que los estrógenos estimularían el crecimiento de sus tumores, y recibieron tratamiento con un inhibidor de la aromatasa, que reduce severamente los niveles de estrógenos. Sin embargo, sus tumores reaparecieron o continuaron creciendo.
El estudio comparó una dosis diaria de 30 miligramos, considerada alta, con una de seis miligramos, y evaluó el funcionamiento de estos tratamientos en estas mujeres y como afectó su calidad de vida. Las dosis altas elevan los estrógenos en sangre a los niveles de las embarazadas y las bajas a los niveles de la ovulación, según Ellis.
En ambos grupos, cerca del 30 por ciento de las participantes experimentaron beneficios clínicos de este tratamiento, que encogió sus tumores o frenaron su crecimiento.
Los investigadores demostraron que podrían predecir qué pacientes podían tener esta respuesta positiva. Realizaron tomografías por emisión de positrones (PET) antes del tratamiento con estrógenos y 24 horas después: si el tumor metastásico brillaba en el PET tras el inicio del tratamiento, el paciente era mucho más propenso a ser afectados por la terapia de estrógenos.
En el 80 por ciento de las mujeres con metástasis brillantes en el PET, los tumores respondieron a los estrógenos. En el 87 por ciento de las mujeres sin PET brillantes, el tumor no respondió.
Durante el estudio, las participantes notificaron reacciones adversas, como dolores de cabeza, hinchazón, sensibilidad en las mamas, retención de fluidos, nauseas y vómitos. Las pacientes que recibieron altas dosis de estrógenos tuvieron efectos secundarios más severos. "La participante más mayor fue la que menos problemas relacionados con los estrógenos tuvo", indicó Ellis.
En el 30 por ciento de las mujeres que respondieron a los estrógenos, los tumores a menudo comenzaron a crecer tras varios meses o años. Sin embargo, en uno de cada tres de estos casos recurrentes, los investigadores demostraron que los tumores de estas participantes se habían resensibilizado a la terapia antiestrógenos.