MADRID 16 Ene. (EUROPA PRESS) -
España registrará a partir de 2020 su pico de incidencia de cirrosis y cáncer de hígado como consecuencia del aumento de casos de hepatitis vírica que se produjo durante la década de los 80, que en muchos casos no han sido diagnosticados a tiempo y han propiciado la aparición de sendas enfermedades.
Así lo ha destacado el doctor José Luis Calleja, del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid, con motivo de la finalización de la campaña 'Hola soy tu hígado' realizada por la Cruz Roja Española, en colaboración con Janssen.
El problema de las hepatitis víricas, tanto la A, B o C, es que son totalmente asintomáticas, ha lamentado este experto, lo que hace que puedan pasar totalmente inadvertidas en caso de no detectarse hasta desarrollar cirrosis.
Su pico de incidencia se produjo en España en la década de los 80, propiciada tanto por mantener relaciones sexuales sin protección, caso de la hepatitis B, como porque la hepatitis C no se conoció hasta los 90, lo que hizo que hubiera quienes se infectaran por transfusiones de sangre, contacto por drogas por vía parenteral, etcétera.
"Si se tiene en cuenta que han de pasar 10 años para que se desarrolle una hepatitis crónica, 20 para que se produzca una cirrosis y 30 para desarrollar un cáncer, estamos en la fase en la que, de esos pacientes no diagnosticados ni tratados, están evolucionando y a partir de 2020 llegarán a esa fase en la que empiecen a tener síntomas y pueda ser muy tarde", ha recordado.
Por eso, este experto ha insistido en la importancia que conlleva la detección precoz de estas infecciones, incluso aunque hayan pasado muchos años del contagio, porque "si se consigue detectar la enfermedad ahora, que es asintomática, se evitará el empeoramiento de la enfermedad más adelante".
En este sentido, ha mostrado su satisfacción por campañas como las de Cruz Roja, con las que concienciar a la población y recordar que "con un sencillo test en sangre se puede saber si uno tiene la enfermedad".
"Hay que avisar a la población de que si han tenido factores de riesgo conocidos, que sean obesos, tomen alcohol o hayan tenido posibilidad de contagio, que hayan recibido una transfusión antes de los 90, hayan tomado drogas por vía parenteral o se hayan hecho un tatuaje o 'piercing' en lugares de no reconocida fiabilidad, deberían consultar con su médico para saber si pueden estar afectados por esta enfermedad", ha advertido.
Además, ha recordado que, en el caso de la hepatitis C el tratamiento es "finito" y dura entre seis meses y un año, mientras que con el de la hepatitis B "no se cura pero se mantiene negativo el virus".