BRUSELAS, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
La ministra Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, pedirá hoy durante la celebración del Consejo de Agricultura de la Unión Europea el apoyo de sus homólogos comunitarios para que la dieta mediterránea sea incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO por su contribución positiva a la salud.
En esta lista figuran ya la fiesta de 'La Patum' de Berga (Cataluña), una manifestación popular cuyo origen se remonta a las festividades que acompañaban a las procesiones del Corpus Christi en la Edad Media, y 'El misterio de Elche' (Comunidad Valenciana), un drama musical que se ha representado sin interrupción desde mediados del siglo XV.
Espinosa defenderá que se incorpore a esta lista la dieta mediterránea alegando que proporciona "un modelo alimenticio de calidad: rico, variado, equilibrado, saludable y apetecible", avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y que se traduce en un menor número de enfermedades cardiovasculares y una mayor esperanza de vida.
La delegación española insistirá además en que el patrón dietético mediterráneo tradicional está acompañado por comportamientos como la realización de actividad física regular, lo que contribuye a unos hábitos de vida saludables.
Finalmente, la ministra de Agricultura resaltará que este tipo de dieta constituye "un elemento muy importante del patrimonio cultural, social, territorial, medioambiental y gastronómico" y forma parte "históricamente" de un estilo de vida.
La dieta mediterránea consiste en el uso de aceite de oliva como principal fuente de grasa, el consumo abundante de frutas y verduras así como de legumbres, pan y derivados de cereales, pescados, huevos, lácteos (especialmente queso y yogur) y frutos secos, y el consumo moderado de vino y carnes.
El término fue definido por el profesor estadounidense Ancel Keys en los años sesenta, a raíz de una serie de investigaciones sobre la relación entre hábitos de alimentación de vida y enfermedades cardiovasculares en algunos países. Detectó que en aquellas regiones donde se seguía el patrón alimenticio mediterráneo, la prevalencia e incidencia de enfermedades cardiovasculares era más baja y la esperanza de vida más alta.