Uno de cada tres niños con insuficiencia renal terminal puede someterse a un trasplante como primera opción
MADRID, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -
España tiene una de las mejores tasas de donación y trasplante de riñón en edad pediátrica y, prueba de ello, es que uno de cada tres (30%) niños con insuficiencia renal puede someterse a un trasplante renal como primera opción sin necesidad de iniciar un tratamiento sustitutivo (diálisis o hemodiálisis), cuando la media europea en estos casos es del 20 por ciento.
Así se desprende de los últimos datos disponibles del Registro Español Pediátrico de Insuficiencia Renal Terminal (REPIR1), puesto en marcha en 1982 y en el que cada año se contabilizan entre 60 y 70 nuevos trasplantes de riñón anuales en niños y adolescentes.
Según ha explicado el doctor Ángel Alonso, del Servicio de Nefrología Infantil del Hospital Universitario La Paz de Madrid y coordinador de la Asociación Española de Nefrología Pediátrica (AENP) para dicho registro, "la incidencia y prevalencia de enfermedad renal es similar al resto de Europa".
Sin embargo, ha apuntado este experto, el hecho de que España sea "uno de los países con mayor posibilidad de obtención de órganos por millón de habitante, también en edad pediátrica", hace que las probabilidades de trasplante una vez diagnosticada la insuficiencia sean mayores.
"Es la primera opción terapéutica y el mejor tratamiento sustitutivo", asegura el doctor Alonso, ya que "permite a estos pacientes recuperar totalmente la función renal" gracias a un nuevo órgano, que puede proceder de otro menor (en caso de trasplante de cadáver) o de uno de sus padres (en trasplantes de vivo).
De hecho, el "positivo" descenso de la mortalidad infantil ha propiciado que en los últimos cuatro años se hayan duplicado las donaciones de vivo, protagonistas del 22 por ciento de estos trasplantes. En estos casos, el 60 por ciento de los riñones proceden de las madres y en el 40 por ciento de los padres.
Además, estas intervenciones se están realizando a edades cada vez más tempranas, incluso en menores de dos años. "A veces hay que esperar a que el niño haya adquirido un desarrollo vascular suficiente para llevar a cabo el trasplante", ha explicado este experto.
Mientras tanto, o en caso de no encontrar donante, estos menores pasan a la lista de espera e inician un tratamiento sustitutivo con diálisis peritoneal o hemodiálisis que "ofrece una calidad de vida bastante buena" aunque no está exento de algunas complicaciones (riesgo de anemia, infecciones, etc.).
Una vez realizado el trasplante, las expectativas de vida son muy altas y, de hecho, a los 10 años de la operación la supervivencia es del 97 por ciento.
"Llevan una calidad de vida perfectamente normal y deben incorporarse a la sociedad en todas las funciones, y si quieren ser ingenieros de caminos lo serán y, si quieren correr el maratón, que lo hagan. Para eso se trasplante precozmente", ha asegurado Alonso.
PACIENTES CON MUY BUEN PRONÓSTICO
En cuanto a la supervivencia del órgano, los datos también son positivos ya que en el 85 por ciento de los casos en que procede de un donante vivo no se produce la pérdida después de 10 años, en un 78 por ciento si procede de cadáver.
Además, este experto reconoce que uno de los mayores problemas que acaba causando la pérdida del injerto es el incumplimiento terapéutico de la medicación post-trasplante, algo común en la adolescencia.
"Cuando son diagnosticados, reciben la medicación, acuden a los controles y, si necesitan un sondaje lo hacen con regularidad, pero, en el momento en que adquieren independencia y pasan a la adolescencia, el cambio psicológico y mental hace que dejen de tomar la medicación", ha concluido.
Actualmente, estos trasplantes se realizan en el Hospital La Fe de Valencia, los hospitales Gregorio Marañón y La Paz de Madrid, el Virgen del Rocío de Sevilla, el Hospital Cruces de Bilbao y los hospitales de Vall d'Hebrón y San Joan de Deu de Barcelona.